SINOPSIS
Como la vida misma, ésta es una historia circular que termina donde comienza.
Biutiful es una historia de amor entre un padre y sus hijos.
Éste es el Viaje de Uxbal, un héroe trágico peleando contra la corrupción, tanto en la sociedad como dentro de sí mismo, mientras lucha por finalmente encontrar la compasión, el perdón, la redención y la luz en todo lo que lo rodea, al tiempo que se rinde sin límites a su Destino a través del inmenso amor por sus hijos.
¿A dónde vamos cuando morimos?
Uxbal sólo puede responder que hay un lugar de seguro:
La memoria de los otros.
CRÍTICA
Las reacciones de los espectadores ante Biutiful van a ser de lo más diversas, variando desde los que la consideren como una gran película hasta los que piensen que es larguísima y un aburrimiento total digno de quedarse dormido en la butaca.
En mi opinión es una película conmovedora, realista y muy cruda que trata un tema delicado, el cual es muy difícil de ver si sos muy sensible, o si tenés o tuviste alguien querido atravesando por un momento tan espantoso como el de ser un enfermo terminal. Y mejor que ni se te ocurra ir a verla si estás asustado esperando el resultado de algún estudio serio.
Por lo tanto si podés verla objetiva y fríamente, Biutiful es una muy buena película que trata el tema con altura, y sin melodrama. Pero lo que tiene de malo es que desarrolla demasiadas subtramas, en gran parte en forma superficial, que terminan ensuciando la historia inicial.
Lo que le juega un poco en contra al film es que trata una historia muy dramática, que ocupa el 100% de la proyección, narrada en un ritmo bastante lento y con una duración muy extensa. Por eso a los que se les torne interminable, les recomiendo que se centren en admirar la buena actuación de Javier Bardem, conmovedora y muy sentida, más que en estar pensando cuando termina.
Sólo recomendada para aquellos que puedan resistir un drama tan fuerte.
Cintia Alviti
El reparto
JAVIER BARDEM (Uxbal) se ha dado a conocer al público internacional gracias a unas interpretaciones muy diversas. Su inolvidable encarnación del escalofriante asesino Anton Chigurh en Sin lugar para los débiles (No Country for Old Men) fue recompensada con el Oscar, así como el Globo de Oro, el Premio del Sindicato de Actores y el Premio BAFTA al Mejor Actor de Reparto.
También fue nominado por la Academia a Mejor Actor por su interpretación del poeta cubano disidente Reinaldo Arenas en Antes que anochezca, de Julian Schnabel. Por ese mismo papel fue galardonado con el Premio de la Sociedad Nacional de Críticos de Cine estadounidense y con el Premio Independent Spirit, además de ser nominado por el Festival de Venecia y a un Globo de Oro.
Ganó el Premio al Mejor Actor del Festival de Venecia (sólo existe un actor en la historia del cine que haya ganado este premio dos veces) por su trabajo en Mar adentro, de Alejandro Amenábar, por el que también ganó un Goya. En total ha sido nominado a siete Goyas y ganado el premio un total de cuatro veces.
Entre sus películas destacan Vicky Cristina Barcelona, de Woody Allen, (nominada a un Globo de Oro y a un Premio Independent Spirit); Sendero de sangre (The Dancer Upstairs), el debut como director de John Malkovich; Los lunes al sol, de Fernando León de Aranoa, ganadora de la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián; Colateral, de Michael Mann; Los fantasmas de Goya, con Natalie Portman; y El amor en los tiempos del cólera.
Otras películas suyas son Huevos de oro y La teta y la luna, ambas de Bigas Luna; Entre las piernas y Boca a boca, ambas de Manuel Gómez Pereira; Días contados, de Imanol Uribe, (Mejor Actor en el Festival de San Sebastián); Perdita Durango, de Álex de la Iglesia; Los lobos de Washington, de Mariano Barroso; y Segunda piel, de Gerardo Vera.
Nació el 1 de marzo de 1969 en Las Palmas de Gran Canaria. Su madre es Pilar Bardem, una respetada actriz que no ha dejado de trabajar desde los años 60 y su tío es Juan Antonio Bardem, uno de los directores más famosos de España, encarcelado por Franco después que la película Muerte de un ciclista ganase el Premio de la Crítica en el Festival de Cannes. Otros miembros de la familia Bardem son actores conocidos; entre ellos cabe mencionar a su abuelo Rafael Bardem y su abuela Matilde Muñoz Sampedro. Javier debutó a los cuatro años en un pequeño papel que le buscó su madre en la miniserie española El joven Picasso. Estudió Pintura en la Escuela de Arte y Oficios mientras interpretaba pequeños papeles en televisión. A principios de los años noventa, el director Bigas Luna le dio un papel en Las edades de Lulú, que supuso el auténtico comienzo de su carrera profesional.
Después de interpretar un pequeño papel en Tacones lejanos, de Pedro Almodóvar, se dio a conocer con el papel principal en Jamón, jamón, también de Bigas Luna, con Penélope Cruz. Fue nominado al Premio al Mejor Actor en el Festival de San Sebastián y ganó varios premios por su interpretación.
MARICEL ÁLVAREZ (Marambra) es una conocida actriz de teatro, coreógrafa y profesora argentina. Debuta en el cine con Biutiful. Estudió Interpretación y Danza Contemporánea. Hace diez años empezó a trabajar con Emilio García Wehbi en la ópera contemporánea Sin voces, a la que siguieron obras como Cuerpos viles: museo de la morgue judicial; Los murmullos; Hamlet; Woyzeck, de Büchner; Bambiland, de Elfriede Jelinek; Dolor exquisito, de Sophie Calle; Heldenplatz, de Thomas Bernhard, y el proyecto performance El matadero.
Fue artista invitada en dos producciones de El Periférico de Objetos: La última noche de la humanidad y Manifiesto de niños. Ha trabajado en Ifigenia en Áulide, de Eurípides, dirigida por Rubén Szuchmacher; Prometeo olvidado, dirigida por Laura Yusem; Luces de bohemia, de Ramón del Valle-Inclán, dirigida por Villanueva Cosse; y en el Proyecto Hejduk: La máscara de la medusa, dirigida por Laura Yusem.
Como coreógrafa y/o codirectora se ha ocupado de Red Lights for Dr. Faustus, Moby Dick oder Der Weiße Wal, Chacales y árabes, El matadero.5: Aullido y El matadero.6: Ciudad Juárez. También ha trabajado con la innovadora compañía de teatro Philoctetes Project, en Viena, Buenos Aires, Berlín, Kioto y Cracovia.
Ha sido artista invitada en el Instituto Goethe de Berlín, en 2002, y en el Theatertreffen-Internationales Forum 2007, también en Berlín. Da clases en Argentina y el extranjero (Universidad Ludwig Maximilian, Centro Helénico de México D.F., Universidad de Artes y Diseño de Kioto, Universidad Libre de Berlín y Universidad Nacional de Colombia). Fue nominada al Premio Teatro del Mundo de la Universidad de Buenos Aires por su trabajo en Bambiland y Manifiesto de niños y al Premio Trinidad Guevara por Dolor exquisito y Heldenplatz.
Ha participado en varios festivales internacionales, como el Festival de México en Centro Histórico; Riocena Contemporánea; Krakowskie Reminiscencje Teatralne; VI Festival Internacional de Buenos Aires; Encuentro Internacional, Centro Cultural Helénico, México D.F.; Kunsten Festival des Arts; SpielArt München; Festival Internacional de Teatro de Quito y Guayaquil; Universidad de Artes y Diseño de Kioto; Festival de Otoño de Madrid; Spielzeiteuropa I - Berliner Festspiele; Festival Internacional de Edimburgo; SESC São Paulo; Festival Internacional São José do Rio Preto; Wiener Festwochen; Porto Alegre em Cena y Festival Internacional de Buenos Aires.
EDUARD FERNÁNDEZ (Tito) trabaja habitualmente en teatro, cine y televisión, y es conocido por interpretar antihéroes y personajes introvertidos, entre los que se destaca Sebastián Copons en la película de época Alatriste, de Agustín Díaz Yanes, con Viggo Mortensen. En los escenarios colaboró durante varios años con el grupo teatral Els joglars. Una de sus interpretaciones favoritas fue en el thriller Los lobos de Washington (1999), de Mariano Barroso, con Javier Bardem.
Ganó el Goya al Mejor Actor por su papel en Fausto 5.0 y el Goya al Mejor Actor de Reparto por el largometraje En la ciudad, de Cesc Gay. Otras películas suyas son 3 días, de Francisco Javier Gutiérrez; Ficción, también de Cesc Gay; Obaba, de Montxo Armendáriz; El método, de Marcelo Piñeiro; Hormigas en la boca, de Mariano Barroso; Cosas que hacen que la vida valga la pena, de Manolo Gómez Pereira; El embrujo de Shanghái, de Fernando Trueba; Smoking Room, de Roger Gual y Son de mar, de Julio D. Wallovits y Bigas Luna.
DIARYATOU DAFF (Igé) nació el 20 de agosto de 1978 en el pueblo de Barkjedi, en Louda (Senegal), una región situada a unos 200 kilómetros al noreste de Dakar. Su padre, un granjero llamado Elhadji Seydou, y su madre Fatou Coundoul le dieron seis hermanos y seis hermanas. Estudió en el Instituto Richard Toll y se trasladó a Dakar para vivir con su abuela. Allí conoció a su primer marido y tuvo a su hijo mayor, Ousseynou, que vive y estudia en Senegal. En 2007, se casó con el joven Omar, con el que ha tenido un segundo hijo, Cheick Ibrahima. Biutiful es su primera película. Obtuvo el papel de Igé entre otras 3,000 aspirantes africanas. Actualmente vive en Madrid con su hijo pequeño.
CHENG TAI SHEN (Hai) nació en la provincia de Shanxi (China), donde trabajaba su padre. De niño se interesó por la literatura. A los 18 años se trasladó a Taiyuan para trabajar en una fábrica en condiciones muy duras, alzando una pala llena unas 500 veces al día.
Más tarde tuvo la oportunidad de conseguir el papel principal en una obra basada en la novela Dream of Clothes, de Qiong Yao, montada en el teatro local. Le sorprendió ser escogido para interpretar al protagonista, ya que carecía de experiencia, pero este primer papel lo llevó hasta la gran pantalla.
A pesar de haber rebasado la edad de ingreso a la universidad, entró en 1990 a la Facultad de Cultura y Artes de la provincia de Shanxi. En julio de 1993 empezó a trabajar en la Academia Central de Arte Dramático, sin por ello dejar los estudios. Se tituló en 1997 y trabajó inmediatamente en Máifú (No puedo dormir), del conocido director chino Huang Jianxin, como ayudante de dirección y actor de reparto.
En 2001 obtuvo un papel principal en H ǎ ixiān (Frutos de mar) de Zhu Wen, película ganadora del Premio del Jurado en el Festival de Venecia. En 2004, trabajó con el director Jia Zhangke en la aclamada Shìjiè (El mundo), ganadora de once premios internacionales.
En 2005, la revista The Village Voice lo incluyó en el puesto 67 de la lista de los Cien Mejores Actores.
LUO JIN (Liwei) es hijo de un médico de Jiangxi, China. Empezó a practicar kung fu a la edad de doce años. A los 16 años ingresó en una escuela de ópera tradicional, donde empezó rigurosos estudios de Arte Dramático. A punto de convertirse en actor profesional de ópera china decidió cambiar de rumbo una vez más e ingresó a la Academia de Cine de Beijing en 2002.
En 2006, trabajó en la película Fujian Blue, ganadora del Premio Dragón y Tigre del Festival de Vancouver. El éxito de la película lo convirtió en uno de los actores más solicitados de China. Hace poco tuvo un importante papel en la exitosa serie de televisión china Romance de tres reinos.
Equipo técnico
ALEJANDRO GONZÁLEZ IÑÁRRITU (director - coguionista - historia - productor) nació en la Ciudad de México en 1963. Dirigió y produjo su primer largometraje, Amores perros, en 2000; nominada al Oscar a la Mejor Película en Lengua Extranjera y galardonada con más de 60 premios, se convirtió en la película más premiada del mundo de ese año. Su segunda película, 21 gramos (2003), concebida, dirigida y producida por él, tuvo como protagonistas a Sean Penn, Benicio Del Toro y Naomi Watts. Estos dos últimos fueron nominados a sendos Oscar por su papel y Sean Penn obtuvo el Premio del Jurado al Mejor Actor en el Festival de Venecia. En mayo de 2006 terminó su tercer largo, Babel, con Cate Blanchet y Brad Pitt, con el que concluyó la trilogía y por el que fue galardonado con el Premio al Mejor Director en la Edición 59 del Festival de Cannes. Asimismo, la película fue nominada a siete Oscar, Mejor Película y Mejor Director entre ellos.
También ha escrito, dirigido y producido tres cortos: "Powder Keg" (2001) para la serie BMW, se convirtió en la campaña publicitaria más premiada y ahora forma parte de la colección del Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York; "Darkness" (2002) forma parte del largometraje colectivo 11'09''01; y "Anna" (2007), incluido en la selección realizada por la Edición 60 del Festival de Cannes para Chacun son cinéma.
Actualmente vive en Los Ángeles con su esposa María Eladia Hagerman y sus dos hijos, María Eladia y Eliseo.
ARMANDO BÓ (coguionista) nació en Buenos Aires y empezó a trabajar en la industria cinematográfica y publicitaria a los 16 años. Es la tercera generación de una familia de cineastas.
Estudió cine en reconocidas escuelas de Nueva York e Historia del Arte en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires. Es uno de los directores de publicidad más solicitados del mundo; el famoso Gunn Report lo coloca en el noveno puesto en su lista de Mejores Directores del Mundo. Ha ganado 40 premios internacionales como director de publicidad y tiene su propia productora, Revolución, con sede en Buenos Aires. Actualmente se ocupa de la preproducción de El último Elvis, su primer largo como director, que coescribió con Nicolás Giacobone.
NICOLÁS GIACOBONE (coguionista) nació en Buenos Aires en 1975. Estudió Literatura en la Universidad El Salvador, Buenos Aires, durante tres años antes de concentrarse en la escritura. Es el autor de un libro de relatos cortos titulado Algún Cristo, publicado por Editorial Argenta y dos novelas, Detective Pargo y Todos saben que Dios no está aquí.
Es el guionista del corto "Océano", ganador del Gran Premio Kodak en el Festival Internacional de Cine de Rhode Island. Después de co escribir el guión de Biutiful con Alejandro González Iñárritu y ArmandoBó volvió a colaborar con éste en el guión de El último Elvis, actualmente en preproducción.
Acerca de Biutiful
Por: Alejandro González Iñárritu
Después de recorrer el mundo con Babel, pensé que ya había explorado bastantes líneas múltiples, estructuras fragmentadas e historias entrecruzadas. Cada parte se rodó en un idioma distinto y en un país diferente. Cuando acabé Babel, estaba tan agotado que pensé, deliberadamente, que mi siguiente película tendría un único personaje, con un solo punto de vista, transcurriría en una única ciudad, con una línea narrativa directa y en mi propio idioma natal. Haciendo una analogía musical, si Babel había sido una ópera, Biutiful sería un réquiem, un adagio… y si, aquí estoy. Biutiful es todo lo que no había hecho hasta ahora: una historia lineal cuyos personajes mueven la historia dentro de un género inexplorado para mí: la tragedia.
Biutiful es para mí una reflexión acerca de nuestra breve y humilde permanencia en esta vida. Nuestra existencia, tan rápida como el parpadeo de una estrella, sólo nos revela su inefable brevedad al sabernos cerca de la muerte. A últimas fechas he pensado en mi propia muerte. ¿A dónde vamos ? ¿ en qué nos convertimos cuándo nos morimos? En la memoria de los otros. Esta es la angustiante y vertiginosa carrera contra el tiempo que Uxbal enfrenta. Qué hace un hombre con sus últimos días de vida, ¿se dedica a vivir o a morir? Si, tenía razón Kurosawa cuándo decía que nuestros sueños de trascendencia eran eso, una ilusión. Sin embargo, desde un principio yo no estaba interesado en hacer una película sobre la muerte, sino una reflexión sobre la vida y dentro de la vida mientras inevitablemente la perdemos.
La sociedad moderna padece, entre muchas otras cosas, de una profunda crisis de tanatofobia. Por eso mismo, sabía que la contradicción formal y temática de intentar un poema sórdido acerca de un hombre iluminándose mientras cae en el obscuro pozo de la muerte sería un reto. Digo contradictorio porque mientras la espiral interna de Uxbal necesitaba ir hacia el interior y lo espiritual, la urgencia de esta nueva realidad social y política de Europa estiraban su espiral externa hacia el lado contrario. Los noticieros nos reportan a diario estadísticas de cientos de miles de personas muertas y explotadas dentro de estos panales humanos que se han formado en los suburbios de todas las ciudades europeas. La vertiginosidad y vacuidad de estas noticias nos tiene sedados y sin la capacidad de metabolizar la dura realidad de los pobres, los inmigrantes, los siempre invisibles. Al visitar en 2007 Barcelona, el personaje de Uxbal me dijo que pertenecía a ese mundo. Para mí, la individualización de una sola de estas realidades valía la pena el viaje. Para lo que nosotros es una realidad extrema y al límite, para ellos es sólo la naturaleza de su existencia y la ordinariedad de su día a día. Muchos de los personajes no son actores y de hecho han tenido una vida semejante o paralela al mundo de la película, pero ¿como nació todo esto?
Mis películas siempre nacen a partir de algo muy vago, retazos de una conversación, la visión fugaz de una escena por la ventanilla del coche, un rayo de luz o notas musicales. Biutiful empezó una fría mañana de otoño de 2006 mientras preparaba el desayuno con mis hijos y puse un CD del Concierto en Sol Mayor para Piano de Ravel. Unos meses antes, había puesto el mismo concierto mientras íbamos en coche desde Los Ángeles al Festival de Cine de Telluride. Las vistas en la zona de los "Four Corners" eran espléndidas, pero cuando acabó la pieza de Ravel, los dos niños se echaron a llorar a la vez. La melancolía, la sensación de tristeza y belleza que desprende la composición les conmovió. No pudieron resistir ni explicarlo; sólo lo sintieron. Cuando volvieron a oír las notas del concierto aquella mañana, los dos me pidieron que lo quitara. Se acordaban claramente del impacto emocional que les había producido la música. Esa misma mañana, un personaje llamó a la puerta de mi cabeza y me dijo: "Hola, me llamo Uxbal". Iba a vivir con él durante los tres años siguientes. No sabía lo que quería, quién era ni dónde iba; era escéptico y lleno de contradicciones. Pero seré honrado y reconoceré que sabía cómo presentarle y cómo acabar con él. La vulnerable imagen de un hombre en cuclillas visitando al proctólogo se clavó como un clavo en mi cabeza. Sí, sólo tenía el principio y el final.
No fue hasta un año después, mientras andaba por el barrio de El Raval en Barcelona cuando todo cobró sentido. Barcelona es la reina de Europa. Es maravillosa, pero como cualquier reina, también tiene un lado mucho más interesante que la obvia y, a veces, aburrida belleza burguesa que admiran los turistas y suele plasmarse en postales. Desde los 17 años, cuando recorrí el mundo trabajando a bordo de un barco de carga limpiando pisos, me fascinan los barrios escondidos que nadie ve, me tocan. Me refiero al diverso, complejo, al y multiétnico nuevo mundo de reciente creación en Barcelona y en la mayoría de grandes ciudades de Europa. Era imposible imaginarlo cuando fui por primera vez a Barcelona a los 17 años. Pero supe de inmediato que Uxbal pertenecía a este lugar, a la comunidad ecléctica y vibrante que está cambiando la forma del mundo.
Durante los años sesenta, Franco apoyó la emigración a Cataluña de cientos de miles de personas procedentes de toda España en un intento de romper la cultura catalana y reforzar la prohibición de hablar catalán. En medio de una tremenda recesión económica, personas de habla castellana, en su mayoría de Extremadura, Andalucía y Murcia, se convirtieron en emigrantes en su propio país. Se les ordenó vivir en un extrarradio de Barcelona llamado Santa Coloma y se les llamó "charnegos", una palabra despectiva para describir a los emigrantes pobres y a sus hijos. Con el auge económico de los ochenta y noventa, los "charnegos" empezaron a dejar Santa Coloma y fueron sustituidos por emigrantes procedentes del mundo entero. Aunque El Raval, también conocido como "Barrio Chino", es famoso por ser el barrio más diversificado de Barcelona, me enamoré de Santa Coloma y la cercana Badalona. En esas dos zonas conviven en paz senegaleses, chinos, paquistaníes, gitanos, rumanos e indonesios; cada uno sigue hablando su idioma sin necesidad de integrarse a la cultura española. Y para ser sincero, tampoco parece que la sociedad esté muy interesada en integrarlos.
Son barrios aún sin pasteurizar. Son humanos, huelen, tienen ura y contradicciones. Son un auténtico ejemplo de convivencia y comunidad, y tienen el ADN de una ONU perfecta. Las migraciones y mezclas raciales que antes tardaban 300 años en fraguarse se han realizado en apenas 25 años. Obviamente, el proceso no tiene lugar sin dolor o tragedia. Cada año, cientos de africanos mueren en su intento de alcanzar la costa española. Son imágenes duras de ver. Cada día se leen artículos en los periódicos acerca de emigrantes chinos explotados en toda Europa.
Sólo en el Reino Unido hay un millón de chinos, tal como indica Hsiao-Hung Pai en su libro Chinese Whispers: The True Story Behind Britain's Hidden Army of Labor (Susurros chinos: la auténtica historia del escondido ejército de mano de obra británica). Al contrario de lo que ocurre en Estados Unidos, la gente no va a Europa para fundirse en una cultura. Todos ellos llegan para sobrevivir debido a una situación extrema en sus países de origen (hambre, desempleo, violencia extrema o todas juntas).
Pero más que el interesante fenómeno político y sociológico que está ocurriendo en Barcelona y otras ciudades europeas, el impacto emocional que me produjo fue enorme. Aunque de lujo y privilegiado, yo soy un inmigrante desde hace diez años, y la conciencia de inmigrante o huérfano geográfico es la misma en todos los que no pertenecemos y por lo tanto estamos alerta. En Biutiful no hay grandes acontecimientos. Solo la individualización de la dura cotidianidad de uno de los cientos de millones de seres humanos que viven todos los días con esa sombra y esa luz. Al fin y al cabo, cuando una película no es un documento, es un sueño. Y el soñador siempre está solo, de la misma forma que el pintor está solo ante el lienzo blanco. Estar solo es hacerse preguntas (ya lo dijo Godard)… y hacer películas es contestarlas.
Escribí una biografía meticulosa de cada uno de los personajes. Incluso de los personajes chinos y africanos. Todos debían tener un pasado, una razón de ser, y no simples personajes utilitarios. Lo hice para conocerlos bien y para ayudar a los actores a entender de dónde procedían. Uxbal nació de padres "charnegos" y forma parte del 10% de castellanohablantes que se quedaron en Santa Coloma. Los emigrantes no le son extraños. Creció con ellos. Trabaja con ellos. Cruzar el barrio un domingo es una experiencia física, espiritual y emocional. Se ven grupos de gitanos cantando en la calle, mientras unos musulmanes rezan en el parque o difunden sus oraciones a través del altavoz de una pequeña mezquita, y una iglesia católica está llena de fieles chinos. Quería que la historia fuese ese tipo de viaje físico, espiritual y emocional.
Desde mi visita a Barcelona, mi subconsciente empezó a dictarme la historia de forma compulsiva. Mi hija María Eladia me contó que cuando muere una lechuza, escupe una bola de pelos. Aquella noche soñé con esa imagen. Y todo empezó de otro modo. Vi a Uxbal como alguien lleno de contradicciones: un hombre con una vida tan ocupada y complicada que ni siquiera puede morir en paz; que protege a los emigrantes de la policía, pero que los explota. Un hombre de la calle con un don espiritual que le permite comunicarse con los muertos y guiarlos hacia la luz… pero que cobra por hacerlo; un padre de familia con el corazón roto y dos hijos a los que ama, pero con los que pierde la paciencia; un hombre del que todos dependen y que depende de todos; un hombre primitivo, simple, humilde, con una profunda visión sobrenatural.
Un sol rodeado de planetas. Le veía como un sistema físico cuyo cuerpo es la calle, el corazón es la familia y el alma es la búsqueda del padre ausente. Antes de empezar el guión, hice un mapa. Dibujé dos espirales y una línea para definir gráficamente el viaje y el estado mental de Uxbal. Una espiral iba de dentro hacia fuera: su vida cotidiana sin control. La otra espiral iba de fuera hacia dentro: el corazón de Uxbal entrando cada vez más en un territorio profundo. Luego dibujé una línea que unía las dos espirales: el espíritu.
Mi padre decía que los trabajadores con salarios bajos y los taxistas no se deprimían. "Es un lujo reservado a los ricos", me dijo. La vida no les deja morir. Y así es Uxbal: un hombre desesperado, solo, que busca al padre que no conoció.
Después de acabar la primera versión del guión, decidí pedir a los escritores Armando Bó y Nicolás Giacobone que participaran en el proceso. La escritura no es un proceso desconocido para mí, pero sé por experiencia que al escribir el guión, que corresponde a una etapa temprana y muy técnica de la película, la colaboración puede aportar resultados magníficos. Armando Bó es un famoso director de publicidad al que conozco desde hace años. Nicolás Giacobone es su primo, un escritor sensible y con talento que ha escrito varias historias cortas y está a punto de publicar su primera novela. Ambos son jóvenes, talentosos y seguidores impenitentes de la liga argentina de fútbol. Aportaron una inocencia y frescura especial al guión. Era la primera vez que colaboraban en un guión, pero no creo sea la última.
Desde el primer momento que empecé a escribir Biutiful, siempre pensé en Javier Bardem para encarnar a Uxbal. Hace años que Javier y yo intentamos trabajar juntos y pensé que el personaje sería el puente que nos uniría a ambos en el set. Mi estilo y forma de trabajar con los actores no es fácil ni ligero. Me entrego totalmente a cada proyecto y exijo que los actores hagan lo mismo. Me obsesiona la perfección, o al menos lo que considero perfección; es un duro recorrido físico y emocional. Pues bien, introducir a Javier en la ecuación era como juntar el hambre con las ganas de comer… Los dos ansiábamos quedar satisfechos. Javier no sólo es un actor notable, no hay otro igual. Todo el mundo lo sabe. Se prepara de forma exhaustiva y escribe notas muy extensas sobre el personaje que va a encarnar. Es entregado, intenso y también le obsesiona la perfección. Pero lo que convierte a Javier en especial y único es un peso, una gravedad, una presencia imponente en la pantalla basada en su poderosa reflexión y profunda vida interior. No es algo que se aprende; se nace con ello (ángel o demonio).
Al contrario de otras películas mías en las que rodé historias diferentes con actores diferentes durante varias semanas, ésta fue un "laaaargo" rodaje con Javier presente en casi todas las escenas. Literalmente, lleva la película a sus espaldas. No fue fácil mantener la precisión e intensidad emocional requeridas en cada escena, sobre todo trabajando con varios actores no profesionales y niños. Durante el otoño e invierno de 2008-09, el Javier Bardem que conocía desapareció para dar vida a Uxbal.
Sabíamos que sería como escalar el Everest, cada día más duro que el anterior. Planificamos y discutimos la ruta. Diseñé el lenguaje visual y gramático, así como cualquier otro aspecto de la película - el orden cronológico del rodaje, el vestuario, el diseño de producción, los movimientos de la cámara e incluso los diferentes formatos en las diversas fases de la película - para ayudarle a navegar hasta llegar al punto que ambos queríamos alcanzar: desde el hombre duro, cerrado y controlador al hombre liberado que entiende la rendición y ha ganado la sabiduría de ver y sentir la luz a través del dolor. Ambos dimos mucho de nosotros mismos y la historia nos exigió adentrarnos en un territorio peligroso del que puede ser difícil regresar. Una película de este tipo vacía a cualquiera, pero el tremendo esfuerzo y sacrificio fue proporcional a la inmensa satisfacción artística que compartimos.
Uno de los papeles más difíciles de escribir y para el que más me costó encontrar la actriz fue Marambra. Es muy fácil caer en la caricatura a la hora de describir la bipolaridad, un desorden emocional muy complejo, también llamado psicosis maníaco-depresiva. Buscaba a alguien con un espíritu y vibraciones muy especiales. Realicé sesiones de casting por toda España y vi muchas actrices de talento, pero ninguna era realmente lo que buscaba. Seguía sin encontrarla tres semanas antes de empezar el rodaje y estaba a punto de retrasarlo. Pedí se hiciera una sesión de casting en Argentina y descubrí a Maricel Álvarez. La prueba de vídeo fue suficiente, sabía que era ella. Maricel vino a España. Después de pasar 24 horas sin dormir y haber recibido el o sólo con 24 horas de antelación hizo la prueba más extraordinaria que he visto nunca. También le hice una prueba de cámara en las 12 horas que estuvo en España antes de volver a Argentina. La coloqué delante de una cámara por primera vez en su vida y le pedí imaginara algunas imágenes o circunstancias que yo le sugería, pero que no hiciera nada. Nadie se movía en el set. Un minuto después se me puso la carne de gallina y llenaron los ojos de lágrimas. Era pura alquimia, pura magia. Maricel comunicaba el peligro y la ternura que requería el personaje de Marambra. Lleva años siendo una extraordinaria actriz de teatro con una gama y una profesionalidad difícil de encontrar en este planeta.
En cuanto al papel de Igé, vimos más de 1,200 mujeres en España y México. Encontramos a Diaryatou Daff en una peluquería del centro de Barcelona donde cortaba el pelo. Es senegalesa, y al igual que cientos de mujeres africanas, arriesgó su vida y dejó su país en busca de trabajo para poder mantener a su familia. No ha tenido una vida fácil; la casaron a los 15 años con un hombre de 50, según una tradición senegalesa en la cual el tío materno escoge al marido de su sobrina. Huyó de ese hombre violento y acabó casándose con un joven con el que tiene un hijo. Su situación económica era desesperada y decidió ir a España a buscar trabajo. Cuando le di el papel, hacía más de tres años que no veía a su hijo. Trabaja día y noche para mantener no sólo a su marido e hijo, sino a otras 30 personas que dependen del poco dinero que puede mandar a Senegal. Diaryatou siempre tuvo miedo de perder su puesto en la peluquería.
Mientras ensayábamos, pude darme cuenta de la claridad con que había entendido el personaje que debía interpretar. Lo hizo con sinceridad y honestidad; con un cojín en brazos, como si fuera su hijo, podía oír su voz romperse. La historia de Igé era la suya. Nunca había trabajado con una persona cuya vida estuviera tan cercana al personaje. La realidad bailaba de la mano de la ficción delante de mis ojos. Le costó mucho hacer la película, pero su decisión de hablar en nombre de millones de mujeres pudo con su dolor. Me gusta la idea que Igé empiece como un papel secundario, pero que, sin previo aviso, acabe como una de las piedras angulares de la historia. Es Mamá África, una madre inteligente, afectuosa y racional. Y así es Diaryatou en la vida; sutil, con talento, sensible, preciosa y, sobre todo, real.
Siempre es difícil encontrar a los niños. Las escenas con niños eran complicadas debido al tema de la historia; además, las características físicas de Javier Bardem y Maricel Álvarez no facilitaban la selección. Encontramos a Guillermo, que encarna a Mateo, muy al principio, pero la búsqueda de la hija de Uxbal nos traía a todos de cabeza. Dos semanas antes del inicio del rodaje, resignados a empezar sin ella, y con la esperanza de encontrarla más tarde, fui a visitar una escuela donde planeábamos rodar. De pronto, Hanaa, que estudia en ese colegio, me tocó el hombro y me preguntó qué hacía. Me volví y la vi: "Ruedo una película", le contesté, y ella me dijo: "Me encantaría salir en esa película", y así fue. Un ángel llamó a la puerta de un hombre desesperado que había buscado por toda España sin saber que tenía la respuesta al alcance de la mano.
Podría pasarme horas hablando de Eduard Fernández, Rubén Ochandiano, Cheng Tai Shen, Luo Jin, Martina García y todos los grandes actores que estuvieron con nosotros, pero prefiero vean su trabajo. Será mejor que cualquier cosa que pueda decir.
He vuelto a tener el privilegio de trabajar en esta película con mis socios habituales, el mismo grupo de rock cuyo bajo, batería y otros instrumentos hacen la música más rica, más alegre, mientras nos alejamos de una partitura fría y técnica, desde la que parte cualquier película hacia la tierra de los recuerdos, deseos, sueños, de la lógica, sugestión y realidad subjetiva de la luz y de las imágenes.
Como siempre, dedico esta película a un miembro de la familia, no por formar parte de mi familia, sino porque son la razón, la fuente, con quien quiero hablar directamente a través de la película. Esta es para mi padre, el sabe muy bien por qué.
Javier Bardem y Maricel Álvarez hablan de Uxbal y Marambra
Hacía tiempo que Javier Bardem quería trabajar con Alejandro González Iñárritu y viceversa; por fin, los dos se encuentran en Biutiful. El director pensó en Javier Bardem para el papel de Uxbal desde el primer momento en que el personaje surgió de su imaginación. Cuando enseñó el guión a Javier Bardem, la reacción de éste fue inmediata.
"Me impactó profundamente, desde luego", dice el actor. "Mi reacción fue muy instintiva, muy emocional. Con esta clase de material, sabes de antemano que vas a zambullirte en un mar de dudas y miedos, pero también de expectativas y alegrías. Al fin y al cabo, en esta historia lo que cuenta es el viaje, pero hay que hacerlo bien, hacerle justicia. No hay que apresurarse en llegar al punto, sino entregarse completamente. Es un recorrido hacia el amor, hacia la luz, hacia las cosas positivas dentro de algo que se ha convertido en negro, oscuro y difícil".
Uxbal encarna a un hombre totalmente contradictorio - padre entregado, amante atormentado, delincuente callejero, sensible a los espíritus - en un momento de intenso e inesperado peligro y vulnerabilidad personal, así como de transformación. "Todas las contradicciones estaban en la página escrita", dice Javier Bardem. "Todos los aspectos de Uxbal estaban plasmados y descritos de forma maravillosa en el guión. Sólo me quedaba encontrar el punto de unión entre todos estos rasgos sin traicionar ninguno. Después de todo, Uxbal es una persona normal que debe enfrentarse a una situación muy dura, a la realidad y debe superarlo todo para poder dejar un legado a su familia, un legado que no habría podido dejar al principio de la historia. Quiere dejar algo positivo a sus hijos, algo que les dé esperanza y puedan llevar a sus vidas futuras".
Habló largo y tendido con Alejandro González Iñárritu acerca del personaje. "Los dos estábamos de acuerdo en que realizaba tres viajes diferentes", recuerda Javier Bardem. "Uno es un viaje interior totalmente a solas consigo mismo; otro es un viaje por las calles mientras intenta buscar una solución para que su familia pueda sobrevivir y el tercero es un viaje a lo que hay por encima de nosotros, la espiritualidad, la mortalidad, lo que no se ve y no tiene explicación, pero de lo que Uxbal es consciente y tiene conocimiento. Lo interesante es que cada uno de estos viajes interfiere de algún modo con los otros. Su cuerpo, su espíritu y su mente necesitan algo de él, pero la vida en la calle y las necesidades de su familia, de sus hijos, le piden exactamente lo opuesto. Está en un conflicto constante".
Los aspectos internos, externos y trascendentales del viaje de Uxbal se envuelven alrededor de la relación con su ex-mujer, la volátil y agitada Marambra, interpretada por la actriz argentina Maricel Álvarez, que nunca antes había trabajado en cine. Javier Bardem hizo pruebas con varias actrices antes que llegara Maricel Álvarez. "Cualquiera de ellas habría podido hacer el papel, pero cuando llegó Maricel en el último momento, demostró tener algo que realmente formaba parte del personaje", explica el actor. "La gravedad se mezclaba con la ligereza de alguien que no tiene los pies en la tierra en una combinación perfecta. Nada más entrar en la sala, quedó claro que debía ser ella".
Sigue diciendo: "Trabajar con ella fue una experiencia maravillosa. Juntos exploramos las dos mentes sin estructuras de Uxbal y Marambra. Lo hicimos con compasión, amor y mucho trabajo".
Uxbal también tiene una relación conflictiva con su hermano Tito, encarnado por Eduard Fernández, que ya había trabajado con Javier Bardem. "Eduard es incapaz de decir algo que no sea la verdad", dice Javier Bardem. "Es de una honradez brutal. Prepara mucho sus papeles y creo que su interpretación en la película habla por sí sola".
También le conmovió trabajar con Diaryatou Daff, la actriz no profesional que da vida a Igé, la emigrante senegalesa que se convierte en el último recurso de Uxbal. "Fue muy valiente por su parte aceptar el papel porque comparte muchos aspectos de su vida con el personaje", dice. "Fue muy emotivo observarla. Al principio estaba nerviosa, pero llegó un momento en que se dejó ir y fue maravilloso verlo".
Después de protagonizar la comedia romántica de Woody Allen Vicky Cristina Barcelona que también transcurre en Barcelona, Javier Bardem tuvo la oportunidad en Biutiful de entrar en otra vertiente de la ciudad, muy alejada de la elegante arquitectura y los cafés que seducen a las dos estadounidenses en aquella película. "Como cualquier otra ciudad, Barcelona tiene luces y sombras, pero no estaba familiarizado con el mundo de las fábricas ilegales en las zonas donde residen los emigrantes hasta que empezamos a rodar. Luego me dio la impresión que salía constantemente en las noticias con redadas policiales cada semana. En las áreas donde rodamos, la vida real es bastante más complicada que la ficción".
A medida que Biutiful avanza, cada aspecto de Uxbal sufre una metamorfosis, su cuerpo, lo que tiene en la cabeza, lo que tiene en el corazón, las esperanzas a las que se aferra y ese era el quid de la cuestión para Javier Bardem. En su opinión, la disolución física fue la parte más fácil: "Rodamos en orden cronológico, por lo que, físicamente, puede estar todo planeado. Se sabe cuándo hay que dejar de comer, cuándo hay que empezar a hacer el doble de ejercicio. Los días de rodaje eran muy largos y el cansancio hizo mella, pero eso no es lo difícil; lo difícil son las emociones con las que se queda uno al final del día. Cualquier personaje es un salto al vacío, pero hay muchos tipos de saltos. En este caso, las exigencias emocionales del salto eran muy elevadas, pero también muy gratificantes desde el punto de vista artístico".
Una vez acabado el rodaje, la colaboración con Alejandro González Iñárritu fue como Javier Bardem había esperado. "Ha sido un honor y un privilegio trabajar con Alejandro porque soy de los que devoran sus películas", dice. "Trabajamos muy de cerca y fue una aventura. Alejandro dijo era como escalar una montaña, ascendiendo siempre hacia la cima. Fue muy difícil, pero también enriquecedor porque fue una experiencia muy personal, tanto para él como para mí".
Maricel Álvarez llegó al proyecto como un torbellino cuando Alejandro González Iñárritu la llamó para que hiciera una prueba. A pesar de ser una de las actrices de teatro más conocidas de Argentina, nunca había trabajado delante de una cámara. "Fue una sorpresa maravillosa que me invitaran a hacer una prueba para Alejandro González Iñárritu. De pronto, al cabo de una semana, volaba a España y hacía una prueba con Javier Bardem", recuerda. "Fue un gran honor me escogieran para trabajar con un director y actor tan notables; conocerlos ha sido un regalo que me ha hecho la vida. Fue el comienzo de un viaje muy especial para mí, tanto artística como personalmente. Una oportunidad para crecer, no sólo como actriz, sino también como persona".
No leyó el guión sino hasta después de realizar la primera prueba de vídeo. "Me pareció muy fuerte, doloroso y también totalmente delicioso porque Marambra es un reto enorme para una actriz", dice Maricel Álvarez. "Es un papel soñado porque requiere llegar a estados emocionales extremos, desde la más absoluta euforia hasta la oscuridad más profunda. No me asustó. Tenía ganas de explotar y explorar. Estamos acostumbrados a vivir en un marco de normalidad y todo lo que está fuera nos da miedo, pero salir del marco también puede ser muy liberador, aunque peligroso".
Dispuso de poco tiempo para preparar el papel. "Cuando no se tiene mucho tiempo para prepararse hay que confiar en el director, ser como arcilla en sus manos", explica. "Decidí confiar plenamente en Alejandro y también ser lo más abierta y estar lo más presente posible; mantener ojos y oídos bien abiertos, y confiar en mis instintos más básicos. La actitud solidaria de Alejandro y Javier hizo me sintiera cómoda y atreviera a ir más lejos".
Le fascinó el dolor del romance entre Uxbal y Marambra. "El eslabón que une a Uxbal y Marambra es el de un amor roto", dice. "No quieren hacerse daño, pero parecen incapaces de remediarlo. Está más allá de su control. Es una relación trágica por naturaleza. Es como un vaso que se ha roto y no puede arreglarse. Ahora sólo es agua y arena; se escapa entre los dedos".
Desarrolló una relación cercana con Javier Bardem. "Es muy abierto y relajado, lo que nos permitió explorar nuestra intimidad de una forma sutil. Uxbal es como un héroe trágico en la tradición griega. Debe pasar por mucho dolor y sufrimiento para entender quién es y cuál es su auténtico destino, y me parece Javier hizo un viaje similar mientras rodaba la película", comenta la actriz. "Admiro su fuerza porque no fue fácil y le agradezco su generosidad".
Posiblemente el mayor reto para Maricel Álvarez fue trabajar con sus dos jóvenes compañeros de reparto, Hanaa Bouchaib y Guillermo Estrella, que interpretan a los hijos de Marambra, atrapados en el drama de sus padres. "Los niños tienen cambios de humor; a veces son juguetones, otras se aburren, pero siempre son muy sensibles y frágiles. Mi preocupación era cómo cuidarles en esta difícil historia y, a la vez, hacer nuestro trabajo sin distracciones", explica.
Para Maricel Álvarez, Biutiful también significó la oportunidad de conocer otra cara de Barcelona, ciudad en la que ya había estado, pero nunca en los barrios donde se rodó. "Soy una enamorada de Barcelona, pero lo interesante es que Alejandro decidiera retratar una ciudad totalmente diferente de la que ven la mayoría de los turistas", dice. "Los personajes de la historia pertenecen a una Barcelona desconocida para el gran público donde la gente lleva vidas muy difíciles. Es un lugar de numerosos contrastes, donde la realidad puede ser el equivalente a un puñetazo en la cara, brutal y duro, pero también muy bella".
Ficha Técnica :
Directoras de Casting: EVA LEIRA y YOLANDA SERRANO
Productor Ejecutivo: DAVID LINDE
Productores Asociados: ALFONSO CUARÓN GUILLERMO DEL TORO
Co-productoras: SANDRA HERMIDA ANN RUARK
Música: GUSTAVO SANTAOLALLA
Montaje: STEPHEN MIRRIONE, A.C.E.
Directora de Arte: BRIGITTE BROCH
Director de Fotografía: RODRIGO PRIETO, ASC, AMC
Producida por: ALEJANDRO González Iñárritu, JON KILIK y FERNANDO BOVAIRA
Basada en una historia de: ALEJANDRO González Iñárritu
Escrito por: ALEJANDRO González Iñárritu, ARMANDO BÓ, NICOLÁS GIACOBONE
Dirigida por: ALEJANDRO González Iñárritu
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