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Poder que mata: Sinopsis, elenco, ficha, critica: Fair Game

Poder que mata: Sinopsis, elenco, ficha, critica: Fair Game

SINOPSIS

Valerie Plame (Naomi Watts), una agente secreta del departamento contra la proliferación de armas nucleares de la CIA, descubre que, a diferencia de lo que muchos miembros del gobierno estadounidense opinan, Irak no tiene ningún programa activo de armas nucleares.

Su marido, el diplomático Joe Wilson (Sean Penn), se ve arrastrado a la investigación para confirmar una supuesta venta de uranio enriquecido por parte de la república africana de Níger al Irak de Saddam Hussein. Pero cuando la administración de la Casa Blanca ignora sus conclusiones y utiliza el tema para respaldar la entrada de Estados Unidos a la guerra contra ese país, Joe escribe un editorial en el New York Times explicando sus conclusiones e iniciando una encendida polémica.

La venganza de la administración Bush no tarda en llegar y pronto la identidad secreta de Valerie se filtra a notorios periodistas de Washington.

Con su identidad al descubierto y sus contactos en el exterior revelados, la carrera y la vida privada de Valerie empiezan a hacer agua. Al principio, sus amigos y familiares se indignan. Luego, se distancian. Valerie recibe amenazas de muerte anónimas, y el trabajo de Joe se va a pique. Tras 18 años al servicio de su gobierno, Valerie, una madre, esposa y agente de campo con un historial impecable, lucha ahora por salvar su reputación, su carrera y su matrimonio.

CRÍTICA

Poder que mata es una buena película siempre y cuando te gusten los temas políticos, sino es posible que se te haga densa y aburrida.

Lo mejor son las actuaciones de Naomi Watts y Sean Penn, ya que la forma de contar la historia no es del todo atrapante.

Si bien lo que sucedió históricamente es interesante, no está narrado de forma muy dinámica para el espectador, sobre todo la primer hora, haciendo que el resultado final sea una película demasiado extensa para lo que tiene que contar. No logra emocionar, más bien se la ve de forma pasiva.

Un logro interesante es el final donde durante un discurso empalman a Naomi Watts con la vedadera Valerie Plame.

Ideal para aquellos que gustan de ver historias políticas contadas a través de la mirada de Hollywood.

Cintia Alviti


¿Y vos que opinás de Poder que mata? Market Research


Lee este artículo para conocer mi estilo en hacer críticas y saber porque no contienen calificación, sinopsis o detalles muy técnicos

PODER QUE MATA, basada en la historia real que relata la propia Plame en su libro 'Fair Game: My Life as a Spy, My Betrayal by the White House' es una película repleta de intriga, suspenso y diálogos magistrales, un apasionante relato sobre la lucha de una mujer para sobreponerse a las traiciones del poder y recuperar su vida.

Antecedentes de una historia real

A finales de 2001, Valerie Plame hacía malabarismos entre sus dos vidas: la personal, como esposa del embajador retirado Joe Wilson y madre de dos gemelos, y la profesional, como agente secreta de la CIA.

Como cabeza del Grupo de Trabajo sobre Irak en dicha organización, Valerie era la responsable de infiltrarse en los programas armamentísticos de Saddam Hussein en un momento crucial del período previo a la guerra de Irak.

"Desde luego era una historia fascinante desde el punto de vista político", explica Jerry Zucker, productor de PODER QUE MATA. "Aunque, cuanto más cosas descubríamos sobre Valerie y Joe y el efecto que esto tuvo en su matrimonio, más nos dábamos cuenta de que se trataba de un verdadero drama personal".


La historia de los Wilson tuvo una gran repercusión mediática. El ex embajador Joe Wilson no era precisamente amigo de Saddam Hussein. Joe fue el último diplomático estadounidense en reunirse con el dictador tras la invasión iraquí de Kuwait (1990), y exigió personalmente la retirada de las fuerzas iraquíes. Cuando Hussein amenazó las vidas de todos los extranjeros que residían en Irak, Joe le desafió rescatando a miles de estadounidenses antes de abandonar el país. A su regreso a Estados Unidos, el presidente Bush lo calificó de héroe por sus esfuerzos.

Pero Joe, un empedernido defensor de la verdad, estaba indignado por la decisión de la Casa Blanca de utilizar, a sabiendas de que era falsa, la venta de uranio a Irak como prueba de que el país estaba a punto de fabricar armas nucleares. Poco después de la publicación de su artículo en el New York Times refutando esta tesis, la identidad de Valerie Plame como agente secreta fue revelada. Los Wilson, su familia y muchísimos de sus colaboradores en todo el mundo fueron puestos deliberadamente en peligro. La persona que reveló la información era claramente un alto mando del gobierno de Bush. A medida que la polémica crecía, los Wilson iban recibiendo llamadas de todo el mundo, incluido el presentador Chris

Matthews, de la cadena de televisión por cable MSNBC, que comunicó a Joe que Karl Rove (asesor de Bush) había dicho que Valerie Plame era un blanco legítimo (fair game, el título original de la película). "Eso no es algo que uno pueda inventarse", dice la productora Janet Zucker.

A medida que conocían mejor la historia de los Wilson, los productores se dieron cuenta de que era mucho más profunda y llena de matices de lo que dejaban entrever los titulares de los periódicos. Joe y Valerie eran una pareja cuyas vidas habían dado un trágico vuelco desde el punto de vista personal. Los dos cónyuges reaccionaron de forma muy distinta ante la campaña que se emprendió contra ellos. Mientras Joe contraatacaba con fiereza, alegando que la difusión de aquella información era un delito, Valerie, tras toda una vida en la sombra, era reticente a mostrarse en público. Hasta la decisión de publicar su libro.

Notas de producción

Los Zucker encargaron al premiado guionista Jez Butterworth y a su hermano John-Henry Butterworth que elaboraran un guión inspirado en las experiencias del matrimonio Wilson. Los hermanos Butterworth, que son británicos, no tenían ni idea de quién era Valerie Plame cuando los llamaron. "Tampoco sabíamos nada del sistema político estadounidense, salvo lo más elemental", explica Jez. "Pero la historia era tan fascinante, que estábamos ansiosos por saber más"

Los guionistas vieron un gran potencial cinematográfico en los personajes y el conflicto de la historia, y se dieron cuenta de que lo que les pasó a los Wilson después de que la identidad de Valerie fuera revelada había golpeado muy fuerte el corazón de su familia y de su matrimonio. "No estoy muy seguro de saber escribir escenas políticas, aunque me sentía inclinado a apoyar a los Wilson", dice Jez. "Pero de personajes sí que sé". Sin embargo, cuando Jez y John-Henry Butterworth firmaron el contrato para escribir el guión de la película, se encontraron con unas restricciones que nunca habían conocido antes. No podían consultar las memorias inéditas de Valerie Plame mientras éstas no hubieran pasado por el filtro de la CIA.

Así pues, a pesar de que los responsables de la película tenían los derechos del libro de Plame y de que podían contar con su colaboración como asesora, ella no podía revelar ninguna información que el gobierno siguiera considerando secreta. Así, los guionistas decidieron investigar por su cuenta para rellenar los huecos que les faltaban. "Tuvimos que investigar mucho", explica Jez. "Primero, sobre el gobierno estadounidense y la CIA, y luego sobre los propios Wilson".

"El período que duró la investigación fue de lo más vertiginoso", añade John-Henry. "Nosotros mismos nos sentíamos como agentes secretos. Al principio, la gente era reacia a hablar de Valerie, sobre todo cuando se enteraban de que estábamos documentándonos para una película. De hecho, nos registramos como promotores inmobiliarios en nuestro hotel".

"Ninguna de las personas con las que hablamos estaba muy dispuesta a ser entrevistada, y todas insistían en que no se citara la fuente", sigue diciendo. "Pero en las elecciones celebradas a mitad de mandato del

2006, el clima político cambió en Washington. La gente se sentía más libre que antes para hablar."

Los hermanos Butterworth entrevistaron a muchísima gente, incluidos antiguos miembros de los servicios secretos, periodistas, abogados, congresistas y amigos de la familia Wilson. Junto a Janet Zucker, asistieron al juicio del ex jefe de personal del vicepresidente Dick Cheney, Irve Lewis Libby ("Scooter"), el único agente del gobierno que fue acusado y condenado en el caso Plame (luego indultado por el presidente Bush). Al final, tuvieron acceso a las memorias de Valerie, pero sólo cuando se publicó una versión sometida a la estricta revisión del gabinete de publicaciones de la CIA.

A medida que las piezas iban encajando, los Zucker llevaron el proyecto a Bill Pohlad y su productora, River Road Entertainment. Según Pohlad, los cineastas intentaron por todos los medios presentar una historia lo más auténtica posible. "Pero PODER QUE MATA no pretende ser un documento meramente histórico o sobre una controversia política", dice. "Es un retrato emocional de dos personas extraordinariamente valientes y resueltas atrapadas en la vorágine de la historia, y de un matrimonio que sobrevivió a la prueba más difícil".

Doug Liman, el director convocado para ponerse al frente del proyecto, es un admirador del trabajo de Jez y John-Henry Butterworth. "Habíamos trabajado juntos en Sr. y sra. Smith", explica el director. "No exagero si digo que son mis guionistas favoritos. Había contactado con ellos varias veces para que escribieran algo para mí, pero nunca me dieron ese gusto. Cuando Janet y Jerry (Zucker) me trajeron su guión, dejé todo lo que tenía entre manos".

Liman dice que la película es para él como una continuación de su anteriores trabajos de ficción. "Eran el señor y la señora Smith reales. Lo que diferencia a esta historia es que trata básicamente sobre un matrimonio, no es una lección de política. Es una historia que podría entenderse igual hace cien años que dentro de cien. Bill Pohlad dijo que PODER QUE MATA era una película sobre la guerra. Pero no sobre la guerra de Irak, sino sobre la guerra en el hogar de los Wilson. Ésa es la historia que quería hacer".

Liman averiguó que Valerie Plame era lo que se conoce como NOC (non-official covert operative), una agente encubierta no oficial. Los NOC apenas están protegidos, ya que, si se les descubre espiando, el gobierno estadounidense no los reconoce. "Aquello hacía que todo fuese mucho más emocionante", dice Liman. "Los NOC son los auténticos James Bond. Son tan secretos, que uno no podría asegurar a ciencia cierta que otra persona también lo es. Desde el punto de vista cinematográfico, los NOC son las figuras más interesantes de la CIA. Ahora, cuando decides convertirte en un agente secreto de operaciones de la CIA, te comprometes a llevar una vida en la que jamás debes esperar un reconocimiento por tus acciones", continúa diciendo. "Y, sin embargo, Valerie decidió casarse con una persona completamente opuesta a ella, un activista en el mejor sentido de la palabra. Ver a dos temperamentos tan distintos enfrentándose al gobierno más inflexible de la historia de Estados Unidos tenía todas las papeletas para ser un gran drama".

Buscando a Valerie y Joe

Desde el principio, Doug Liman y los productores quisieron contar con Naomi Watts para el papel de

Valerie Plame. Watts, una actriz con un tremendo registro emocional y candidata a un premio Oscar por su interpretación en 21 Gramos, que protagonizó junto a Sean Penn, encarnaba a la perfección la dualidad entre la sencilla feminidad y el frío aplomo de Plame. "El papel era perfecto para Naomi", afirma Bill Pohlad. "La vida de Valerie consistía en tener una personalidad con sus amigos y otra muy distinta en su trabajo. Eso representa un enorme reto para cualquier actriz".

Watts, que acababa de dar a luz a su segundo hijo, recuerda que no se encontraba en el mejor momento para leer guiones. "De todas formas, conocía la calidad del trabajo de Jez y la historia de Valerie Plame. Lo que más me gusta de esta historia es que el drama de la pareja acompaña la trama política. La desestructuración y posterior reconstrucción de su matrimonio es lo que hace la película emotiva y ofrece a los espectadores algo más que la historia con lo que conectar".

Watts se ofreció a enviar el guión a Sean Penn para ver si le interesaba interpretar a Joe Wilson. Liman y los productores se entusiasmaron con la idea. "Sabía que la película era de su estilo", dice Watts. "Él es igual de apasionado con su trabajo que Joe Wilson. Se entrega al mil por cien. Sean es el mejor actor que puede encontrarse. En mi opinión, es el mejor actor de su generación. Así es como lo sentía antes de empezar el rodaje, y Sean superó mis altísimas expectativas. Pasó un tiempo con Joe Wilson y acabó absorbiéndolo. Consiguió convertirse en él. Es una de las cosas más extraordinarias que he visto nunca". Watts coincide en que la transformación de Penn fue asombrosa, pero, habiendo trabajado ya con el doblemente oscarizado actor en dos películas, no esperaba menos. "Él es así. No hay nada comparable a hacer una escena con él. Te sientes como un Toyota que de repente empieza a funcionar como un Porsche".

Sin duda el mayor reto para Liman fue rodar en Irak. "Éramos el primer equipo estadounidense que filmaba un largometraje no documental en Bagdad", explica el director. "Fue muy estresante, pero trabajar en un lugar tan inestable y turbulento era fundamental para la esencia de la película".

El director y un ejecutivo de producción hicieron un viaje de 24 horas en avión a Bagdad. Allí se reunieron con el director de cine iraquí Oday Al-Rashed y con un destacamento de seguridad armado con rifles automáticos. Protegidos con chalecos antibalas, Liman y Al-Rashed rodaron en el antiguo Aeropuerto Internacional Saddam Hussein, en los puentes que cruzan el río Tigris, en una mezquita abandonada y en varios edificios que habían sido bombardeados por los misiles estadounidenses.

"Estuviéramos donde estuviéramos, no había margen de error posible", recuerda el director. "Tenía que rodar la escena que tocara hacer ese día concreto porque, si no lo hacía, el día siguiente sería demasiado tarde. Al día siguiente tendríamos que estar en otro país. No teníamos plan B que no supusiera rebajar la calidad de la película".

Liman, cuyo padre Arthur L. Liman fue asesor del Senado de Estados Unidos durante las sesiones del escándalo Irán-Contra, dice que durante la producción se acordó mucho de una frase que dijo el magistrado de la Corte Suprema Louis Dembitz Brandeis y que su padre solía repetir: 'Dicen que la luz del sol es el mejor desinfectante'.

"Me embarqué en esta película con la idea de la verdad siempre en mente. Sentía la presencia de mi padre en el estudio cada día, en cada aspecto del desarrollo y la creación, hasta el más pequeño detalle. Quería que todo fuese totalmente auténtico. Lo que me gustaría que la gente sacara de PODER QUE MATA es un sentimiento de esperanza", añade. "Quiero que el público ame y respete a Valerie y a Joe tanto como yo".

Ficha Técnica:

Director: Doug Liman

Guionistas Jez Butterworth, John-Henry Butterworth

Basada en los libros "The Politics of Truth" de Joseph Wilson y "Fair Game" de Valerie Plame Wilson

Productores: Bill Pohlad, Jerry Zucker, Janet Zucker, Doug Liman, Jez Butterworth, Akiva Goldsman, Música: John Powell

Fotografía: Doug Liman Montaje: Christopher Tellefsen Diseño de producción: Jess Gonchor

Diseño de vestuario: Cindy Evans

Duración: 106'

Reparto:

Naomi Watts, Sean Penn, Noah Emmerich, Liraz Charchi, Nicholas Sadler