SINOPSIS
La trama se centra a principios del siglo XX en Zúrich, en medio de la turbulenta relación entre el joven psiquiatra Carl Jung (Michael Fassbender), su mentor Sigmund Freud (Viggo Mortensen) y Sabina Spielrein (Keira Knightley).
A este trío se añade Otto Gross (Vincent Cassel), un psiquiatra libertino decidido a traspasar todos los límites.
Esta exploración de la sensualidad, de la ambición y del engaño llega a su momento cumbre cuando Jung, Freud y Sabina se reúnen antes de separarse definitivamente y cambiar la dirección del pensamiento moderno.
Un método peligroso empezó siendo un guión a mediados de los años ochenta. El oscarizado guionista Christopher Hampton (Relaciones peligrosas, 1989) estaba muy interesado en el psicoanálisis y decidió documentarse acerca de las relaciones entre Jung, Freud y Sabina, por lo que se desplazó hasta Zúrich para estudiar el historial de la paciente en el hospital Burghölzli.
CRÍTICA |
Un método peligroso es una película que te va a gustar siempre y cuando te interese el mundo del psicoanálisis ya que sino te puede llegar a resultar soporífera.
La historia es más que interesante, pero en la forma en que está contada no va a satisfacer a una gran parte del público ya que hay demasiadas secuencias de diálogos puntuales sobre psicoanálisis que pueden resultar demasiado densas.
La recreación de época es brillante y los tres protagonistas realizan una gran interpretación. El guión tiene una gran intensidad en su primera parte, la cual lamentablemente se va diluyendo a lo largo de la segunda entre tanto diálogo y psicoanálisis.
El film tiene un muy buen comienzo y cuando parecería que la historia apunta a mostrar cómo fue el método que se utilizó para poder curar el problema psicológico de Sabina, rápidamente ya se la ve recuperada y el guión comienza a darle más peso a la relación amorosa entre ella y Jung. Por lo tanto el espectador que se había comenzado a enganchar con la forma en que iba a ser tratada, de golpe se encuentra con un drama romántico. Y cuando se interesa en la pareja empiezan a aparecer los problemas entre los profesionales.Todo esto mechado con análisis de sueños y problemas varios sobre la ética profesional y las diversas opiniones sobre el análisis. Este estilo de narración es lo que va a hacer que las opiniones sobre esta película sean seguramente bastante diversas, ya que trata un poco de todo pero dejando con ganas de más.
Interesante propuesta para introducirse en los primeros tiempos del psicoanálisis, pero que podía haber ahondado más.
Cintia Alviti
Lee este artículo para conocer mi estilo en hacer críticas y saber porque no contienen calificación, sinopsis o detalles muy técnicos
DEL ESCENARIO A LA PANTALLA
"Eran pioneros, el psicoanálisis era una teoría revolucionaria", dice el guionista. "Abría muchos armarios y tiraba muchos tabúes. A finales del siglo XIX aparecieron grandes corrientes que inauguraron una nueva forma de pensar en la sociedad".
Christopher Hampton acabó desarrollando el material en una obra de teatro, The Talking Cure (La cura por la palabra, o La palabra que cura), que se estrenó con éxito en el National Theatre de Londres, con Ralph Fiennes en el papel de Jung. Unos años después, el aclamado cineasta David Cronenberg le pidió al guionista que adaptara la obra para el cine.
"La obra de teatro de Christopher Hampton me pareció un filón que no podía dejar de explotar para llevarlo a la gran pantalla", explica el director. "Esta historia de discrepancias emocionales, ensombrecida por la cercanía de la I Guerra Mundial, me permitía imaginar dos relaciones intensas e inextricablemente entretejidas. El hecho de que los personajes fueran brillantes figuras reales, y que el triángulo formado por Jung, Freud y Sabina tuviera mucho que ver con el nacimiento del psicoanálisis me pareció irresistible".
Christopher Hampton empezó a desarrollar el guión, incluyendo acontecimientos históricos y citas de los personajes de carne y hueso en una historia dramática donde se debatían muchas ideas.
David Cronenberg llevó el proyecto a su buen amigo y productor Jeremy Thomas, conocido por trabajar con realizadores muy individualistas y con el que ya había rodado Crash y Naked Lunch (El festín desnudo). "No era cuestión de perder la oportunidad de unir a David Cronenberg con un dramaturgo y guionista de la talla de Christopher Hampton", dice. "Además, me tentaba volver a trabajar con David en un tema semejante. Los diálogos son auténticos enfrentamientos y me pareció que podían ser de sumo interés en boca de grandes actores, sin contar el impacto en el público que podría tener esta película en manos de un director magnífico".
Por su parte, Christopher Hampton se alegraba de trabajar con un realizador como David Cronenberg, al que admira: "Creo que David combina de forma única la objetividad y las posturas violentas. Es una mezcla original que encaja a la perfección con esta historia. Trata de personas que intentan moverse dentro de las reglas de la civilización y conducir a sus pacientes hacia 'la norma', al mismo tiempo que van dándose cuenta de que no hay 'norma' y que ellos, como todos nosotros, viven en los límites y deben sobrellevar estas contradicciones y hacer que tengan sentido".
A David Cronenberg le cautivó la idea de dirigir una película acerca de tres personajes históricos carismáticos, entre los que está Sabina, una figura poca conocida que influyó profesionalmente en los dos hombres. "Sabina contribuyó mucho al desarrollo de las teorías de Freud y Jung", dice el realizador. "Esto no se supo hasta que se descubrió la correspondencia que mantuvieron los tres. La pasión es palpable a través de sus palabras, teorías y pensamientos abstractos. Eran personas fascinantes y es una historia fantástica".
JUNG, FREUD Y SABINA EN LA GRAN PANTALLA
El casting para escoger a los actores que interpretarían a estos personajes, todos ellos en una etapa clave de su vida cuando transcurre la historia, era crucial. En palabras del productor Benjamin Thomas: "Esta película explora la mente humana a través de personas en la flor de su edad: Jung tiene treinta años; Freud, cincuenta; Sabina, poco más de veinte, y Gross, treinta y pico. Michael Fassbender, Viggo Mortensen, Keira Knightley y Vincent Cassel eran los actores que David veía en los papeles, y me pareció una magnífica selección".
Sabina Spielrein fue una de las primeras psicoanalistas, una pionera en el campo de la psicología infantil. Sin embargo, casi no se la menciona en la historia del psicoanálisis, a pesar de que en 1912 presentó en la Sociedad Psicoanalítica el concepto de impulso sexual unido a un instinto destructivo y a otro de transformación. El contenido de esta presentación evidencia que Sabina influyó en gran medida en los trabajos de Jung y Freud, desde la idea del arquetipo de Jung, hasta la teoría freudiana del instinto sexual y el instinto de muerte. Freud llegó a reconocer en uno de sus libros que Sabina le encaminó hacia esta teoría. Jung, debido posiblemente a la relación íntima que le unió a Sabina, nunca reconoció la influencia de sus ideas.
Hasta que se descubrió el historial clínico de Sabina, sus diarios personales y la correspondencia con Jung y Freud, ahora publicada, no se supo que la joven les había inspirado.
David Cronenberg explica lo que le empujó a llevar a la gran pantalla a estos complejos personajes: "Con Un método peligroso he intentado hacer una película elegante que juega con el terror emocional, pero no pierde su poder de seducción. Me estimularon los detalles inesperados e íntimos de los tres protagonistas. Pueden comunicar lo que debió significar estar atrapados por sus ataduras mentales y físicas y, al mismo tiempo, liberarse. Era un extraño 'ménage à trois', aunque entre Sabina y Freud no hubo ninguna relación sexual. Había afecto en todos los vértices del triángulo, como la gran amistad que unía a Jung y Freud".
Las mujeres de la época, como Sabina Spielrein y Emma Jung, no son tan conocidas por la simple razón de que eran mujeres, y no estaba bien visto que tuvieran una vida fuera del hogar. Por eso es aún más notable la influencia de Sabina en el mundo del psicoanálisis y en el pensamiento moderno.
"Aún no se había hecho una película representativa de la extraordinaria influencia que tuvieron Freud y Jung", dice el productor Jeremy Thomas. "Con Un método peligroso hemos intentado llenar este vacío, ya que la película se centra en la relación profesional de ambos a través de la historia de Sabina Spielrein, la mujer que, en cierto modo, les alejó".
David Cronenberg y la mayoría de su equipo creativo se conocen desde hace décadas. Confía plenamente en sus colaboradores, que saben perfectamente lo que quiere. El director suele hacer un primer ensayo solo con los actores y, posteriormente, un segundo con los actores y el equipo. Con sus treinta años de experiencia, David Cronenberg es capaz de montar la película mentalmente a medida que rueda. Vincent Cassel dice que nada se deja al azar: "Lo que está muy claro es que David lo tiene claro. Sabe lo que quiere y su seguridad contagia a todo el equipo. Siempre me preguntan qué diferencia hay entre el estilo de tal y cual director, pero con todos los buenos directores, el estilo siempre vuelve a un principio fundamental, la claridad. Es lo más importante. Las notas de David con concisas. Nunca pierde la seguridad y la tranquilidad".
El diseño de arte de Un método peligroso surge del esfuerzo conjunto de los departamentos artístico, de iluminación, vestuario, maquillaje y peluquería, que colaboraron muy de cerca para hacer honor a la realización, el guión y los intérpretes. Carol Spier, la diseñadora de producción que ha trabajado en numerosas ocasiones con David Cronenberg, se ocupó de las locaciones y de parte del diseño antes de pasar a manos de otro veterano miembro del equipo del realizador, James McAteer. Para la creación de los decorados, el diseñador de producción y su equipo enseñaron al director modelos a escala con muebles para su aprobación antes de construir los decorados reales, cuya misión era permitir que los actores estén en primer plano.
Hace más de veinte años que David Cronenberg y el director de fotografía Peter Suchitszky trabajan juntos. El director de fotografía comparte la opinión del diseñador de producción; la iluminación y los movimientos de cámara deben ayudar al guión y a los actores: "Rodamos con sencillez y honradez, sin rimbombancias, porque hay grandes actores y diálogos inteligentes que bastan para llevar la película".
James McAteer y el departamento artístico se basaron en las fotografías de las consultas y despachos de Freud y Jung. Se documentaron extensamente antes de construir los decorados, auténticas réplicas de los originales hasta los detalles más ínfimos. Aunque la famosa silla de Freud es una copia posterior a la original, se reprodujo con exactitud.
Como era en la realidad, el despacho de Freud es una habitación con muebles de tonos oscuros, llena de objetos y antigüedades que también invaden la mesa. La decoración aumenta la sensación claustrofóbica que se desprende de la primera escena entre Freud y Jung, cuando hablan hasta bien entrada la noche. James McAteer dice: "No hay sitio para moverse. Queríamos crear una sensación de pesadez, claustrofóbica, que encajaba muy bien con los intensos diálogos".
Es uno de los decorados de mayor importancia para el personaje de Viggo Mortensen, que quedó muy contento al verlo: "He trabajado en otras ocasiones con Carol Spier y James McAteer, son increíbles. El diseño del decorado es estupendo, y me parece el más interesante de todos. No lo digo porque sea el de mi personaje, sino por el increíble trabajo de reproducción que han hecho. Les conozco lo bastante bien como para decirles que, durante mis viajes a Viena, fui a librerías de segunda mano donde encontré libros antiguos que podían usar para el despacho de Freud. Quién sabe, quizá alguno de ellos estuviera en su biblioteca".
Otro detalle significativo del diseño de la película era la letra de cada uno de los protagonistas. Uno de los elementos centrales de la película es el intercambio de cartas entre los tres. El departamento artístico encontró plumas de época y crearon cartas con la letra de Freud y de Jung. Además, Viggo Mortensen decidió practicar para imitar la letra y el estilo de Freud.
Un método peligroso transcurre en un periodo histórico muy concreto. Por ello, la diseñadora Denise Cronenberg y su asistente Nigel Egerton se lanzaron en busca de documentación. La diseñadora estaba entusiasmada, ya que ha dedicado gran parte de su carrera a diseñar vestuarios para películas modernas e incluso futuristas que han recibido diversos premios. "En lo que se refiere al vestuario, es fascinante poder trabajar con un guión que recorre un período semejante", dice. "Empieza en 1904 y acaba en 1913. Encargué le realización de los trajes de los protagonistas a CosProp, de Londres, donde también escogí las telas y el estilo. Representó mucho trabajo, pero lo pasamos muy bien. No había visto tanto encaje en toda mi vida".
Denise Cronenberg también se documentó a partir de fotografías de los personajes masculinos. Ambos eran hombres elegantes, pero debido a la diferencia de edad y posición social, no vestían del mismo modo. En aquella época, la levita era una clara señal de elegancia.
Cuando Michael Fassbender se puso las gafas y los trajes de su personaje, se sintió transportado de inmediato al mundo de Jung. "Eran hombres elegantes", dice el actor. "Aunque prepares el personaje en casa, cuando por fin te pones su ropa y esos pequeños detalles, como el reloj de cadena, es cuando realmente entras en su piel. Incluso ayuda a andar de otro modo".
Sin embargo, existen muy pocos documentos fotográficos de Sabina. Lo mismo pasa con Emma Jung, sobre todo cuando está embarazada. Hay pocas fotos de mujeres embarazadas, y Denise Cronenberg tuvo que crear el vestuario femenino desde cero.
Los trajes de las mujeres evolucionan durante la película. En 1904 se estilaban las blusas de cuello alto al estilo victoriano; en esa época todavía se llevaba corsé y polisón debajo de la ropa. Pero en 1910, las siluetas cambian. En 1913, las faldas son mucho más estrechas. Cuando Sabina pasa de ser la paciente a la asistente de Freud, también madura físicamente, abandona los vestidos de colores claros por trajes más estructurados, lleva sombrero y se recoge el pelo.
El oscarizado maquillador y estilista Stephan Dupuis se documentó en profundidad para asegurarse de que su departamento recreara los estilos de la época, tanto para los protagonistas como para los papeles de menos importancia. También se encargó de diseñar la prótesis nasal para Viggo Mortensen. La prótesis, así como el bigote, la barba y el peluquín debían parecer totalmente naturales.
En Un método peligroso, Sigmund Freud tiene cincuenta años y quizá su imagen no sea tan conocida en esta época, ya que las fotos más famosas fueron tomadas más tarde. Stephan Dupuis explica que ante todo evitaron hacer una caricatura del conocido psicoanalista: "Intentamos el mayor parecido posible con una prótesis nasal muy natural, retocando las cejas, un peluquín y una barba que alarga la barbilla".
El compositor Howard Shore, ganador de tres Oscar, empezó a trabajar con David Cronenberg hace treinta años. Además de hablar de la música con el realizador, el compositor también leyó el diario de Sabina, lo que le ayudó a entrar en contacto con el período histórico.
La partitura, un elemento clave que acompaña la trayectoria emocional de la historia, cobra más importancia ya que Sabina y Jung comparten una pasión por la ópera Siegfried, de Wagner. Howard Shore dice: "El mito de Siegfried es el núcleo de la historia, de la relación entre Sabina y Jung. Esto me llevó a la obra de Wagner y a la creación de su personaje. Quería adaptar piezas representativas de la ópera e intentar relacionarlas con la historia de Jung y Freud. En un momento, Sabina fantasea con que Jung es Siegfried y ella lleva a su hijo en su seno. Es un personaje muy importante para los dos. Freud, por otra parte, sueña con que destruye a Siegfried. He querido resaltar esta parte de la historia mediante la música y conectar la ópera a la historia de estos personajes. Me pareció que vivían parte de la ópera en 1910".
LAS LOCACIONES
El rodaje de Un método peligroso tuvo lugar en Colonia, Bodensee (el lago Constanza) y Viena durante ocho semanas.
La mayoría de los interiores, que transcurren en el hospital Burghölzli y en los pisos de Freud, Jung y Sabina, se filmaron en los estudios MMC de Colonia. También se construyó parte del SS Washington, el barco en el que Jung y Freud viajan a Estados Unidos, en uno de los platós del estudio. Para la escena de la conferencia de Munich, cuando Freud se desmaya, se escogió la Villa Oppenheimer por su arquitectura de época.
Todo el equipo estaba encantado con la idea de rodar durante tres días en Viena, la ciudad donde Freud y su familia vivieron durante muchos años. En esta ciudad se rodó el paseo en carruaje por las calles, y la entrada y escalinata exterior de la casa de Freud, actual Museo Freud, en Berggasse, 19.
También se filmó el primer encuentro entre los dos hombres, un encuentro que duró nada menos que trece horas, en la casa de Freud, en el Café Sperl y en los jardines Belvedere. David Cronenberg dice: "Freud es sinónimo de Viena, y fue maravilloso poder rodar tres días en esta ciudad. Es algo fantástico sentir la verdadera historia de Viena. Me entusiasmé cuando descubrimos el Café Sperl. Buscábamos un lugar donde Freud y Jung pudieran tomarse un café y una tarta Sacher. El Café Sperl es uno de los pocos cafés vieneses auténticos que quedan en la ciudad. Casi no tuvimos que cambiar nada para dar la sensación de estar en 1907".
Fue imposible rodar en los alrededores del lago Zúrich, debido a las nuevas construcciones, por lo que se escogió el impresionante lago Constanza, en la parte alemana. Cuando empezaron a ver locaciones, David Cronenberg y su equipo se entusiasmaron ante el paisaje y el precioso ferry que cruza el lago. El ferry es un barco a vapor, perfectamente restaurado, idóneo para la época.
Además de la travesía en barco a vapor de Jung y Sabina, el primero pasa más tiempo en el lago en un bonito barco de vela que le regala su esposa Emma. El dueño del barco, una auténtica maravilla, enseñó a Michael Fassbender a navegar.
Otro gran reto para el departamento artístico fue encontrar una mansión cuyos exteriores pudieran recrear la conocida villa de Jung en Küsnacht. La familia Jung sigue viviendo en la casa original, que ahora tiene más de cien años y no servía para la historia, dado que en 1904 estaba recién construida. El coproductor Marco Mehlitz dice: "Por fin encontramos un sitio maravilloso a orillas del lago Constanza, con un magnífico jardín, pero la casa no era la adecuada. Decidimos construir una estructura, lo que implicaba un trabajo enorme, pero el resultado mereció la pena". El departamento artístico construyó la fachada de la casa y diseñó un jardín. Posteriormente se añadió el tejado y otros detalles mediante efectos digitales.
En la zona se rodaron otras escenas, como el parque del hospital Burghölzli, filmado en un monasterio de Inzigkofen; Jung y Sabina Spielrein paseando por unas calles empedradas de Überlingen, y la ciudad universitaria de Konstanz donde se rodaron la fachada del piso de Sabina, calles adyacentes y la fachada del hospital.
Reparto:
Keira Knightley Sabina Spielrein
Viggo Mortensen Sigmund Freud
Michael Fassbender Carl Jung
Vincent Cassel Otto Gross
Sarah Gadon Emma Jung
André Hennicke Professor Eugen Bleuler
Arndt Schwering-Sohnrey Sandor Ferenczi
Wladimir Matuchin Nikolai Spielrein
Ficha técnica:
Director David Cronenberg
Guionista Christopher Hampton, basado en una novela de John Kerr
Productor Jeremy Thomas
Música Howard Shore
Fotografía Peter Suschitzky
Montaje Ronald Sanders
Casting Deirdre Bowen
Diseño de producción James McAteer
Diseño de vestuario Denise Cronenberg
Música Howard Shore
Duración 99'
Una producción entre Alemania, Canadá y Reino Unido
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