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Los padrinos de la boda: Sinopsis, elenco, ficha, critica: A few best men

Los padrinos de la boda: Sinopsis, elenco, ficha, critica: A few best men

Sinopsis

Del mismo guionista y los productores de Muerte en un funeral, llega al cine Los padrinos de la boda.

David va a casarse con Mia y viaja con sus amigos hasta el pueblo de los padres de la novia en Australia, donde tendrá lugar la ceremonia.

Sus mejores amigos, y padrinos de la boda son Luke, que acaba de perder a su novia, Tom, un personaje totalmente ramplón e insoportable, y Graham, un hipocondríaco acomplejado.

Los padres de Mia, que también tienen su peculiaridades, reciben a David y sus amigos con los brazos abierto

Hasta que en la despedida de soltero las cosas se desmadran y la boda no resultará todo lo exitosa que se esperaba, aunque sí será un evento inolvidable para todos los protagonistas.

Del director de Las aventuras de Priscilla, reina del desierto, Stephan Elliott.

CRÍTICA

Los padrinos de la boda es una comedia muy disparatada que no tiene un minuto sin entregar una secuencia divertida.

Es posible que no le caiga bien a todo el público ya que abundan los gags del estilo grosero, escatológico y burdo que pueden llegar a chocar a algunos, por eso aquellos que no se sientan incómodos ante esto van a divertirse bastante.

Si bien el guión busca todo el tiempo divertir con chistes visuales o verbales, suceden tantas cosas que llega un momento en el que se siente que están incluidas en forma forzada.

Aquellos que crean que se van a divertir de la misma manera como lo hicieron con Muerte en un Funeral, ya les adelanto que esa película tiene muchísima más calidad en su guión y nada tiene que ver con Los padrinos de la boda.

Una película ideal para los más jóvenes y los adeptos a las historias muy, muy disparatadas ya que son los que mejor la van a pasar en el cine.

Cintia Alviti



Lee este artículo para conocer mi estilo en hacer críticas y saber porque no contienen calificación, sinopsis o detalles muy técnicos

Notas de producción

LOS PADRINOS DE LA BODA, cuarto fruto de la colaboración entre el guionista Dean Craig y los productores Share Stallings y Laurence Malkin, vuelve a traernos el singular humor de Craig, que conectó con el público internacional en las dos versiones de Muerte en un funeral (Death At A Funeral): la original de Sidney Kimmel Entertainment de 2007 y la remake de Sony Screen Gems protagonizado por Chris Rock en 2010. Malkin se puso en contacto con Mark Lindsay y Gary Hamilton de Arclight Films, que enseguida vieron el potencial creativo de la película. Hamilton, un veterano impulsor de producciones australianas, tenía una visión clara de cómo producir y financiar el proyecto en Australia.

El director Stephan Elliott, que había vuelto a Australia tras pasar diecisiete años fuera del país, recibió el guión de manos del propio Hamilton, que le pedía que lo leyera "como un favor personal". Recordando las palabras del prestigioso guionista Richard Curtis (Love Actually), que le dijo una vez que "un guión de comedia sólo funciona si te hace reír en voz alta al menos tres veces al leerlo", Elliott supo que aquél sería su siguiente proyecto.

El reparto internacional que entona el "Sí, quiero" en LOS PADRINOS DE LA BODA está encabezado por Xavier Samuel (Crepúsculo: Eclipse, Bait, Anonymous, 2:37) en el papel del desdichado novio, al que acompañan Kris Marshall (Muerte en un funeral, El mercader de Venecia, Love Actually), el cómico británico Kevin Bishop (The Kevin Bishop Show, Star Stories) y el australiano Tim Draxl (Tangle 2), que interpretan a los impresentables padrinos.

El director Stephan Elliott, que mantiene una larga amistad con Olivia Newton-John, estaba convencido de que era perfecta para interpretar a la madre de la novia. Por eso quedó entusiasmado cuando ella aceptó volver al cine australiano en el papel de Bárbara.

Completan el elenco Laura Brent (Not Suitable For Children, Las crónicas de Narnia: La travesía del viajero del alba) en el papel de novia, Rebel Wilson (Bridesmaids) en el rol de su hermana, el ubicuo Steve le Marquand (Límite vertical, Last Train To Freo) en el papel de un solitario traficante de drogas, el humorista Jonathan Biggins como padre de la novia y la debutante Elizabeth Debicki, que interpreta a la mano derecha de éste, Maureen.

Detrás de la cámara, Elliott ha reunido a un excelente equipo de colaboradores habituales y pesos pesados de la industria entre los que se hallan el director de fotografía de renombre internacional Stephen Windon (Fast & Furious 5, The Pacific, Tokyo race y GI Joe 2: Retaliation), el diseñador de producción George Liddle (Daybreakers, Un grito en la oscuridad, Dark City), la oscarizada diseñadora de vestuario Lizzy Gardiner (Las aventuras de Priscilla, Stealth, Misión imposible 2), el compositor Guy Gross (Frauds, Las aventuras de Priscilla) y la montajista Sue Blainey (Las aventuras de Priscilla).

Elliott, encantado de trabajar con el guionista Dean Craig, afirma que el guión final de rodaje era un punto medio entre sus dos enfoques. "Dean posee un estilo único que impregna toda la película", comenta Elliott. "Hemos trabajado codo a codo para asegurarnos de que ajustábamos su humor a la sensibilidad australiana." Sin sacrificar, por supuesto, la escena de la oveja travestida.

Empeñado en que la película estuviera ambientada no sólo en Australia sino concretamente en Nueva Gales del Sur, Elliott convenció a Screen NSW (el organismo de financiación de este estado australiano) para que contribuyera a la búsqueda de localizaciones. Este trabajo de reconocimiento permitió encontrar el lugar perfecto para la boda: Yester Grange, una majestuosa mansión de la época federal australiana enclavada en un imponente declive de las Montañas Azules. Malkin y Stallings, impresionados por el empeño que pusieron Screen NSW y Screen Australia en que el rodaje llegara a buen término, se mostraron muy agradecidos a ambos organismos por el apoyo ofrecido a la visión de Elliott de la película.

La película se rodó en un período de ocho semanas en los Fox Studios de Sídney, en el parque nacional Lane Cove, en la localidad de The Rocks y en las pintorescas Montañas Azules, en las condiciones sofocantes de la canícula australiana.

Las escenas de interior de la boda fueron rodadas en los Fox Studios de Sídney, donde se construyó una enorme marquesina en uno de los platós principales. Con paneles extraíbles e instalaciones especiales para la iluminación, este decorado de 360 grados proporcionó a Windon un mayor control de la grabación y una mejor accesibilidad a un espacio que de otro modo habría quedado bastante restringido.

Elliott, que poco antes había asistido a una boda veraniega en Australia y había observado que se entregaban sombrillas a los invitados en cuanto llegaban, pidió al diseñador de producción George Liddle que ofreciera protecciones idénticas a los extras que interpretaban a los invitados en la escena de la boda. Este simple detalle contribuyó enormemente a evitar la insolación y el agotamiento durante la ola de calor mientras los equipos artístico y técnico se veían obligados a soportar temperaturas que rondaban los 40 grados durante el rodaje en los espectaculares jardines de Yester Grange.

Mientras que la película tardó ocho semanas en rodarse, pasó cuatro meses en la sala de montaje. Stephan Elliott volvió a unir fuerzas con su vieja colega y amiga, Sue Blainey, que montó tres de las cintas anteriores del director: Las aventuras de Priscilla, Eye of the Beholder, Easy Virtue. Desde la sala de montaje se oían las risotadas de los cineastas mientras seleccionaban las diversas tomas y escenas para elaborar el montaje final.

También trabajaron estrechamente con Elliott durante todo el proceso el compositor Guy Gross, que había puesto música a Frauds, y el supervisor musical Warren Fahey. Juntos han creado una excelente banda sonora contemporánea que incluye canciones emblemáticas de los años 70 y 80, como Georgy Girl, Brand New Key, Love Boat y Ballroom Blitz, imprescindibles en cualquier orquesta de boda australiana que se precie.

Elliott incluso logró que Olivia Newton-John volviera a la sala de grabación con John Farrar (su colaborador durante más de treinta años, con quien la artista produjo los éxitos inmortales Xanadu y Physical, entre muchos otros) para componer e interpretar una nueva canción de baile llamada Weightless, que acompaña los créditos finales.

LOS PADRINOS DE LA BODA quedó terminada sólo dos días antes de su proyección ante los 600 exhibidores y distribuidores australianos que aplaudieron la película en la Movie Convention de la Costa Dorada australiana. Al presentar su cinta, Elliott exclamó: "¡Es genial haber vuelto!".

Declaraciones del director

Mucho antes de la película Las aventuras de Priscilla, yo era un pionero de los vídeos de bodas. Siendo adolescente, me ganaba unos dineros grabando estas ceremonias. Eso era en una época en la que una cámara de vídeo pesaba más que el chico de 14 años que intentaba manejarla. ¿Pueden hacerse una idea de cuántas veces he grabado a una madre de la novia bailando borracha con la coreografía de YMCA? Para cuando cumplí los 23, juré no ir NUNCA más a una boda. Contando la mía.

Sin embargo, el karma tiene un punto cruel. Después de Priscilla (por alguna razón demencial) en Hollywood no me ofrecían hacer más que películas de bodas. Cientos, si no miles de esos tremendos engendros. La única forma en que podría abordar ese género insufrible sería en mis propios términos. Y la oportunidad surgió con LOS PADRINOS DE LA BODA, que podría describirse como "Una boda en la jungla de cristal". Por fin podría cobrarme mi venganza.

Aunque en un principio la película estaba ambientada en Inglaterra, desplazar el guión a Australia me dio la excusa perfecta para volver a mi tierra. Así podría hacer algo por la patria, reunir a mi viejo equipo y hacer algo de magia juntos. Desgraciadamente, la mayor parte del equipo apareció en el despacho de producción arrastrando andadores para ancianos (a veces te pasa eso después de haber vivido 17 años en el extranjero). No pasa nada. Nos ajustamos nuestros aparatos ortopédicos, fajas y sillas de ruedas y nos jugamos el todo por el todo.

David Niven tiene una cita famosa que dice: "Cuanto más te diviertes haciendo una película, mayor será el batacazo en taquilla". Lo cierto es que no me había divertido tanto desde que hicimos Priscilla. Si encierras a tanta gente verdaderamente graciosa en un solo lugar, ¿qué otra cosa puede ocurrir? Había días en que lo mejor que podía hacer era enfocar la cámara y quitarme de en medio.

Kris Marshall y Kevin Bishop se lanzaban chanzas hasta el paroxismo (llevan trabajando juntos desde que eran unos niños); Rebel Wilson y Jonathan Biggins se vengaban haciendo gala de su brillante sarcasmo australiano; Tim Draxl, un payaso nato, se caía al suelo de bruces; Xavier explotaba de exasperación; y, por último, Olivia (ya saben quién) se sonaba los nudillos y se unía a la refriega. Comedia en estado puro.

¿Se acuerdan de la última vez que se rieron hasta que se les saltaron las lágrimas? Nos disponíamos a rodar una escena íntima en la caravana de Ray (el camello). Lizzy y yo habíamos decidido que Steve le Marquand se pasaría casi toda la película luciendo unos slips asquerosos. Yo tenía que sacar un primerísimo plano de los calzoncillos (momento clave del guión). Pronto se hizo evidente que no había manera posible de conseguir acercar tanto el objetivo sin llevar la expresión "vender carne" a otro nivel. La única opción era tapar la parte comprometida del encuadre con la cabeza de Kevin Bishop. Steve con sus calzoncillos y la cara de Kevin estaban a centímetros de distancia. Cuando sonaron las primeras carcajadas, Kevin se puso en plan Robin Williams y empezó con su verborrágico discurso y ya no había quien lo pare. Al cabo de 30 agotadores minutos, todo el equipo estaba retorciéndose de risa en el suelo sin haber grabado ni un plano.

Yo me subía por las paredes. Por primera vez en mi carrera, perdí el control del rodaje. Cuanto más les pedía a gritos que se comportaran como adultos, peor se ponía la cosa. Al final, de pura desesperación, aparté a 35 "niños" del suelo y cogí la cámara yo mismo. Cuando salí de allí echando humo, todavía había 100 seres humanos adultos partiéndose de risa.

Fue uno de los mejores días de rodaje de mi vida.

La música era la guinda de mi pastel de venganza. Mi plan consistía en hacer que el compositor Guy Gross creara toda la banda sonora a partir de clásicos de bodas australianas. La de años que llevan destrozando grandes canciones esas orquestas infumables (todavía no he superado el trauma del Mickey de Toni Basil). Nada de música de fondo… sólo la orquesta. Cuando el gran día se descontrola, los músicos, aburridos, se pasan a modo Guitar Hero y se desencadena el caos. Olivia quiso cantar también, pero yo me negué: le estábamos pagando sólo por actuar. Ok, pero ¿y si le pedía a John Farrar que le compusiera algo? Llevaban años sin hacer nada juntos.

¿Va en serio? ¡Ese hombre compuso Xanadu! La canción de los créditos finales está producida en colaboración con mi viejo amigo Marius de Vries (Massive Attack, Madonna, Bjork). Y me enorgullece decir que es el primer tema dance de Olivia de la historia. Siento contradecirle, señor Niven… pero creo que vamos a demostrar que no tenía razón.

¡Y encima me pagan para hacer este trabajo!

Stephan Elliott, director

P. D.: La gente todavía sigue pidiéndome que grabe sus bodas.

Reparto:

Xavier Samuel David

Kris Marshall Tom

Kevin Bishop Graham

Tim Draxl Luke

Elizabeth Debicki Maureen

Laura Brent Mia

Olivia Newton-John Barbara

Jonathan Biggins Jim

Steve Le Marquand Ray

Rebel Wilson Daphne

Ficha técnica:

Director Stephen Elliott

Guionista Dean Craig

Productor Antonia Barnard, Gary Hamilton, Laurence Malkin, Share Stallings

Música Guy Gross

Fotografía Stephen F. Windon

Montaje Sue Blainey

Duración 97'