SINOPSIS
La vida de un pueblo coreano se ve alterada por una serie de asesinatos salvajes y misteriosos que azota a esta pequeña comunidad rural.
Los rumores y las supersticiones se propagan a causa de la presencia, desde hace poco tiempo, de un anciano extranjero que vive como un ermitaño. Ante la incompetencia de la policía para encontrar al asesino y sin tener una explicación racional, algunos habitantes del pueblo buscan a un chamán.
Jong-Gu, un policía cuya familia está directamente amenazada, también cree que se trata de crímenes sobrenaturales.
Con este thriller policíaco y sobrenatural, Na Hong-jin se confirma, tras sus grandes éxitos The Chaser (2008) y The Yellow Sea (2010), como uno de los directores más interesantes del panorama actual coreano.
Lo folclórico y la tradición religiosa coreana, junto a referencias bíblicas católicas, aparecen desde el primer fotograma de la película. Na Hong-jin crea una atmósfera de lo más inquietante, gracias al entorno rural, entre montañas, rodeado por un extenso bosque y la áspera climatología de lluvias torrenciales incesantes. La fuerza de la naturaleza se impone ante los problemas mundanos, pero todo cambia cuando estos trascienden lo terrenal para convertirse en algo puramente espiritual.
Su mirada tras la cámara actúa cómplice con la figura del diablo. Nos hace partícipes de la insoportable presión psicológica de sus víctimas y nos convierte, junto a ellos, en aquellos que tiran del sedal.
Fuera de Europa, donde más se ha desarrollado esta corriente de cine negro, es sin duda en Corea del Sur, hasta el punto de que en los últimos años se habla del neo-noir coreano como uno de los movimientos cinematográficos más distintivos. Nombres ya consagrados como Chan-wook Park y Joon-ho Bong han trabajado en él, destacando respectivamente Old Boy (Oldeuboi) y Crónica de un asesino en serie (Salinui chueok), ambas de 2003.
Ahora nos situamos en un pequeño pueblo entre montañas en el que la superstición más pretérita es aún hoy omnipresente. El tono sombrío al que nos acostumbró con sus anteriores films el realizador surcoreano sigue intacto, pero en esta ocasión en un marco alejado de las ciudad e incidiendo con mayor profundidad en las aristas psicológicas del melodrama. La relación alienada entre lo demoníaco o desconocido y los habitantes del pueblo es el fuerte de un film que retrata los procesos de locura de un modo singular y cifrado en una suerte de rituales desatados y espeluznantes.
SOBRE EL DIRECTOR
Director de cine surcoreano nacido en 1974 en Seúl. Siempre se caracterizó por desarrollar historias de cine negro con personajes predestinados fatalmente en un mundo donde ninguno tiene futuro y la naturaleza de los hombres es esencialmente mala.
Su ópera prima The Chaser (Chugyeogja, 2008) seguía los pasos de un antiguo detective vuelto proxeneta, al investigar las desapariciones de sus empleadas a cargo de un psicópata en Seúl, conformando así un inquietante y enfermizo juego del gato y el ratón. Su siguiente cinta, The Yellow Sea (Hwanghae, 2010), desviaba el foco hacia un decorado más complejo, el de la región de Yanbian que separa Corea y China, para desplegar las crudas vicisitudes de un taxista transformado en matón. Y más ambición todavía registra su tercera incursión tras las cámaras: En presencia del Diablo (Goksung), trasladándose ahora a un pueblo.
FICHA TÉCNICA :
Título original: Goksung
Título en inglés: The Wailing
Director: Na Hong-jin
Guion: Na Hong-jin
Música: Jang Young-gyu, Dalpalan
Fotografía: Hong Kyung-pyo
Empresas Productoras
20th Century Fox Corea
Ivanhoe Pictures
Side Mirror
Género: Thriller.Terror
Año: 2016
Duración: 156 min.
País: Corea del Sur
REPARTO:
Hwang Jung-min
Kwak Do-won
Chun Woo-hee
Jo Han-cheol
Jun Kunimura
Jang So-yeon
PARTICIPACIÓN EN FESTIVALES
2016: Festival de Cannes: Sección oficial
2016: Festival de Sitges: Mejor película asiática y Mejor fotografía
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