Sinopsis
Vincent es un ministro del gobierno, de mediana edad, buen bebedor, aficionado a la buena mesa y con una hermosa amante. Presionado por manifestaciones populares en su contra, pierde su cargo, y ella lo abandona.
Es entonces cuando Vincent recomienza su vida. Poco a poco, regresa a ambientes que había olvidado, descubre (o redescubre) simples pasatiempos, y finalmente logra reencontrarse con los amigos que dejó por largo tiempo, totalmente ignorante de ellos.
Este aprendizaje de la vida a una edad inesperada desencadenará situaciones curiosas, divertidas y crueles.
Ficha artística:
Séverin Blanchet … Vincent, el ministro
Michel Piccoli ... Marie, la madre de Vincent
Jacynthe Jacquet ... Barbara
Otar Iosseliani ... Arnaud
Lily Lavina ... Mathilde, la pelirroja
Denis Lambert ... Gégé, el tabernero
Pascal Vincent ... Théodière, el nuevo ministro
Salomé Bedine-Mkheidze … La ex-prometida
Christian Griot … El portero
Mathias Jung … El calvo
Albert Mendy … El jefe africano
Muriel Motte … La amante
Mouna Ndiaye ... Delphine
y la participación especial de Pierre Étaix
Ficha Técnica
DIRECTOR Otar Iosseliani
GUIONISTA: Otar Iosseliani
PRODUCTORES Martine Marignac, Maurice Tinchant
MÚSICA Nicolas Zourabichvili
FOTOGRAFIA William Lubtchansky
MONTAJE Otar Iosseliani , Ewa Lenkiewicz
Origen: Francia, Italia, Rusia
Año 2006
Duración: 115 min.
Género: Comedia
Acerca del director: Otar Iosseliani
Director, guionista, actor, montajista.
Nace en Tbilisi, Georgia en 1934, cuando este país pertenecía a la Unión Soviética. Allí estudia música y ciencias hasta que interrumpe las carreras para entrar a la escuela de cine de Moscú (VGIK). En su primer corto: "Avril" (1961), ya es posible notar bajo la forma de una parábola, una constante de su posición intelectual, sus reflexiones sobre las relaciones humanas y acerca de la vida. "Falling Leaves", su primer largometraje es de 1966, con el que obtuvo el premio Fipresci en Cannes, y marca el comienzo de su notoriedad internacional. Iosseliani nos ofrece una sátira sobre la burocracia y las carreras profesionales y celebra con caballerosidad y humor las virtudes de la "vida real".
Su filmografía destacada:
Jardins en automne (2006)
Lundi matin (2001)
Adieu, plancher des vaches! ( (1999)
Brigands, chapitre VII (1996)
La chasse aux papillons (1992)
Et la lumière fut (1989)
Un petit monastère en Toscane (1988)
Les favoris de la lune (1984)
Euskadi (1983)
Sept pièces pour cinéma noir et blanc (1983)
Pastorali (1975)
La chute des feuilles (1966)
Una charla con Otar Iosseliani por Claire Vassé
"Jardines en otoño" cuenta la historia de un ministro forzado a dejar el poder, pero que encuentra una especie de diversión viviendo a su modo, simplemente bebiendo, escuchando música, redescubriendo lugares de su niñez. ¿El título del film significa que uno debe esperar al otoño para llegar a esta filosofía de vida?
Otar I.: ¡Buena pregunta! Para algunos, sí. Establecen sus vidas, tienen una carrera y se quedan trabados por no tener una mirada metafísica sobre el fenómeno de la vida. Pierden el goce por la vida, piensan que lo esencial es moverse por el camino del éxito. Nuestro héroe tiene el poder, está en el lugar justo y es echado... afortunadamente para él. Nosotros estamos muy felices por él porque finalmente, el tendrá la posibilidad de vivir, es simple. Algunas veces esto sucede cuando ya es tarde, en el "otoño de la vida"… El otoño es el tiempo para arrepentimientos, rever todo el tiempo que hemos perdido.
¿De qué forma su film toma raíces en un período preciso, en hechos reales?
O.I.: No hay alusión a un período preciso de tiempo, mucho menos a hechos reales. El film está basado en un fenómeno que todos conocemos: la avidez del hombre, la sed por obtener cada vez más poder. Es una parábola sobre la tentación a la cual todos en algún momento de la vida nos enfrentamos. Un mecanismo que uno ve en los políticos de nuestros tiempos, de lucha, en una carrera del poder que siempre termina en fiasco. La gente sedienta de poder, a mi entender, son algo enfermos, no están en condiciones psicológicas normales.
¿Podría decirse que este film es más optimista que los dos anteriores?
O.I.: Si, en cierto grado. Aquí nuestro héroe se las arregla para encontrar un nuevo camino, lo cual no es el caso de mis dos anteriores películas. Aunque es verdad que en Francia, un ministro raramente pueda llegar a convertirse en jardinero. ¡Es una lástima ya que es tan placentero!
¿Cuál fue el punto inicial para "Jardines en Otoño"?
O.I.: Yo estaba en las oficinas del ministro de cultura François Léotard cuando estaba por reemplazar a Jack Lang. Las oficinas estaban vacías, estábamos esperando por el nuevo gabinete, había papeles por todos lados, era un caos total. Supongo que sucede lo mismo cada vez que hay un cambio en el poder y fue ese el comienzo de "Jardines en Otoño": hacer un film acerca de alguien que guía a un país. Pero el film lo hace de una manera muy abstracta. Uno realmente no sabe en qué ministerio trabaja Vincent. Uno debería adivinar más o menos que es en el Ministerio de Agricultura, o algo así.
¿Cuál es el secreto en sus films que llegan a ser universales?
O.I.: Hay dos fuerzas en las que trabajo: una fuerte, la cual nos lleva a errores irreparables, y una modesta, simple, sin pretensiones, la fuerza de esos que entienden que estando afuera es mejor no hacer nada a hacer "una nada", algo irrelevante. Me gusta este tipo de fórmula que llega a un punto, a un proverbio. Para mi fue importante lo que ocurrió cuando le mostré el film a los rusos. Ellos no hablan ni una palabra del francés y entendieron todo, quizás mejor incluso que nosotros, que hablamos el idioma fluidamente.
A mí no me gusta el tipo de cine en donde el espectador cierra sus ojos y continúa entendiendo, sin embargo, aquí intento tener una narración entendible más allá del idioma. Otra regla: nunca utilizo fisonomías conocidas. Los actores conocidos entran en tus films con su biografía cinematográfica, cosas que quedaron en tu cabeza sobre lo que hicieron anteriormente, asociaciones…
Hay muchos animales en tu film. ¿Cuál es su posición? Nuevamente una referencia a las fábulas de Esopo…
O.I.: Ellos reflejan ambiciones de los caracteres. De hecho, nuestro futuro ex-ministro no tiene ningún animal. El visita granjas con vacas, pero no tiene animales propios, contrariamente a su sucesor quien, a su salida, tiene un leopardo. Este animal tradicionalmente se encuentra en la corte de reyes y príncipes. Brilla en la grandeza, realza el poder. Pero en mi film, está propiamente puesto en una canasta. A la salida, uno entiende que el poder puede ser fácilmente controlado.
¿Y cuando un burro pequeño patea el trasero de uno grande?
O.I.: Los hombres manejan sus asuntos, sus desfiles. Los animales también. Ellos tienen sus asuntos establecidos, sus vidas. Y está la presencia de un pájaro que va de un lugar a otro, como un patrimonio, un símbolo.
Vincent deja su oficina sin tomarla, mientras su sucesor toma posición de ella sin ningún reparo, su equipo trata de robar todo: ceniceros, cajas, etc. La idea de tomar cosas que no nos pertenecen se refleja aquí.
Uno ve este tipo de juegos en todos sus films. Los objetos están ahí circulando, no son posesión de una persona…
O.I.: Excepto por la estatua de Venus, que se mueve de departamento en departamento pero permanece en las manos de la misma mujer. Esta estatua es su gusto, su mundo…
Si visitas negocios de antigüedades, hay objetos que han pertenecido a alguien durante un largo tiempo. No se trata de poseerlos, tiene que ver con la propia biografía que tienen, reflejan una vida pasada.
Usted dijo que estaba cansado de las palabras. Hay una escena en donde hay pronunciados gestos de comicidad. Pierre Etaix en la primera escena. ¿Es un homenaje?
O.I.: No, una overtura, como en una ópera, mostrar gente que no se ha olvidado que todo debe llegar a un final. Es en cierta manera una llave para la película. Una vez que el film termina, el espectador puede pensar acerca de esa escena nuevamente, en esa gente anciana que negocia por sus féretros como si estuvieran en un shopping. Sea donde sea que cada uno vaya, todos quieren "tener" algo!
El film está realizado en París, pero usted siempre permanece al nivel humano, donde lo pintoresco de los monumentos no tiene lugar…
O.I.: París u otra gran ciudad, no importa. Podría haber filmado en Roma… pero no Berlín, que se ha convertido en una pesadilla, una caja de caramelos para turistas. Paris da un aspecto muy neutral en cuanto a su arquitectura y traté de elegir un barrio no pintoresco, donde es posible vivir. Con pequeñas calles, bistros, siempre evitando los clichés de los típicos cafés parisinos.
Tengo la impresión que en "Jardines en Otoño", al igual que en los otros films, los personajes más libres son los músicos…
O.I.: Para darle al personaje de Vincent la posibilidad de dejar un mundo y encontrarlo nuevamente, tuve que inventar ese mundo. Por eso, lo imaginé como un músico. La música es puro placer y Vincent reconoce a su alma gemela en una música a quién nunca había siquiera mirado cuando era ministro. Sólo una vez que se convierte en un simple mortal puede verla. ¡La vida no es más complicada que eso!
Si dijera que su película es una oda a la libertad, ¿aceptaría esa definición?
O.I.: Sí, por supuesto. Pero la cuestión de la libertad es la raíz de muchos de mis films.
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