El artista es una joya que sin emitir palabra alguna logra en pleno siglo XXI conmover y atrapar al espectador prácticamente de la misma forma que lo hacían las primeras películas del cine mudo.
La combinación del buen guión, del sentimiento y de la emoción que trasmiten Jean Dujardin y Bérénice Béjo en sus interpretaciones es muy efectiva, logrando que una historia predecible y poco original se transforme en una maravilla que mantiene al espectador siempre expectante como si no se le pasara ni un segundo por la cabeza cómo se van a resolver ciertas secuencias o cómo va a ser el desenlace. Y todo esto es posible gracias a la buena idea de que no haya diálogo alguno y que sea en blanco y negro, ya que estas dos características le dan una carga emocional imposible de lograr a través del cine moderno donde se la vería como una película de tantas sobre un artista venido a menos.
Párrafo aparte merecen Uggie, el perro, y su entrenador Omar Von Muller ya que es imposible no admirar el trabajo de este actorcito. La forma en que mira y acompaña permanentemente al personaje que representa Dujardin, hace que uno casi termine creyendo que realmente es su mascota. Y ni que hablar de la dramática escena cerca del final, donde sí amás a los animales es imposible que no te emociones.
Un homenaje al cine mudo repleto de calidad que se va a alojar en tu corazón dejándote con muchas ganas de ver películas de esa época.
Cintia Alviti
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