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La mirada del hijo: Sinopsis, elenco, ficha: Pozitia copilului

La mirada del hijo: Sinopsis, elenco, ficha: Pozitia copilului

Sinopsis

Cornelia (Luminita Gheorghiu) tiene 60 años y se siente infeliz desde que su hijo Barbu (Bogdan Dumitrache) ha decidido ser independiente a toda costa.

Se ha mudado a un apartamento, tiene auto propio, una novia que, según Cornelia, no lo merece, y peor que todo lo anterior, evita a su cariñosa madre siempre que es posible.

Cuando ésta se entera de que su adorado Barbu está involucrado en un trágico accidente, usará todas sus habilidades, contactos y dinero para impedir que su hijo vaya a la cárcel. A cambio, está convencida de que volverá al redil y será el niño dependiente de antes.

No parece una tarea imposible, dada la conmoción por la que Barbu aparenta pasar.

Pero ¿dónde está la delgada frontera que separa el amor materno de la manipulación egocéntrica? ¿Podrá Cornelia cortar el cordón umbilical y liberarlo?

Palabras de la productora Ada Solomon

Hace unos cuantos años que trabajo con el realizador Calin Peter Netzer y el guionista Razvan Radulescu, y supe inmediatamente que era el dúo perfecto para enfrentarse al delicado tema de la película y que no dudarían en involucrarse personalmente en la historia. Nada más empezar a leer el guión de LA MIRADA DEL HIJO, reconocí el potente enfoque emocional de Calin Peter Netzer y la minuciosa precisión del estilo que caracteriza los guiones de Razvan Radulescu.

La película cuenta la historia de una familia, algo universal y emocional, por lo que puede atraer a espectadores de cualquier parte del mundo, pero también es una sutil radiografía de la sociedad actual en Rumania, de la vida de los nuevos ricos, de la corrupción instalada en cualquier estrato de las instituciones públicas y de las relaciones de diversos miembros de la sociedad rumana cuando sus caminos se cruzan. El telón de fondo de la sociedad rumana es solo eso, un telón de fondo, un complejo rompecabezas que acaba por proyectar una imagen clara de la realidad en que se mueven los personajes.

Tuvimos mucha suerte de que Luminita Gheorghiu aceptara el papel principal. Se sumergió en el personaje de Cornelia, que no tiene nada que ver con su personalidad y apariencia física, y me atrevería a decir que consiguió construir una de las interpretaciones más impresionantes de la historia del cine rumano. El resto del elenco no se queda atrás. Mencionaré a Bogdan Dumitrache, que da vida al torturado hijo; a Vlad Ivanov, el extraño testigo, y a Adrian Titieni, en el papel del desconsolado padre de la víctima, entre los brillantes actores que nos permitieron llevar esta aventura a la gran pantalla.

Al principio pensé que la película atraería sobre todo al público femenino porque muestra cómo el amor excesivo de una madre puede destruir y ahogar a un hijo. Pero una vez terminada la película, entendí que también gustaría al público masculino, que se reconocerá en la relación de Barbu con su madre. La película verbaliza algunas de las cosas que pensamos, pero que no hemos podido decir o aceptar. En mi opinión, el mayor logro de la película reside en hablar del perdón, la aceptación y la comprensión.

Ficha técnica:

Dirección Calin Peter Netzer

Guión Razvan Radulescu y Calin Peter Netzer

Producción Ada Solomon

Fotografía Andrei Butica

Montaje Dana Lucretia Bunescu

Reparto:

Luminita Gheorghiu - Cornelia Kerenes

Bogdan Dumitrache - Barbu

Ilinca Goia - Carmen

Natasa Raab - Olga Cerchez

Vlad Ivanov - Dinu Laurentiu

Adrian Titieni - Padre de la víctima

Entrevista con el director. Por Fabien Lemercier

Palabras del director Calin Peter Netzer:

Es una película acerca de una relación enfermiza entre madre e hijo, acerca de la posición de los hijos con respecto a sus padres y viceversa, acerca de padres que pierden a sus hijos. Diría que es una película muy dependiente de la cámara, que intenta comunicar estados mentales, sentimientos, conflictos apasionados, ataques de desesperación, en otras palabras, un trozo de vida tan realista como un documental.

Se analiza, o mejor dicho, se psicoanaliza a los personajes para que el espectador pueda entender y quizá llegar a sentir compasión por esta maltrecha familia.

Coescribió el guión de LA MIRADA DEL HIJO con Razvan Radulescu, ¿en qué se inspiraron?

Razvan y yo empezamos a trabajar en un proyecto totalmente diferente, aunque también tenía que ver con los conflictos familiares. Lo dejamos por otro que hablara de nuestras vidas y de las relaciones que manteníamos con los miembros de nuestras familias. Nos pareció un tema interesante. El guión partió de la relación con mi madre, y acabamos desarrollando una historia de ficción.

¿Por qué situó la historia en la clase alta rumana?

La relación entre madre e hijo es casi patológica. Decidimos situarla en la clase media alta porque nos pareció que una relación de este tipo sería mucho menos probable en una clase social inferior. No olvidemos que LA MIRADA DEL HIJO es un drama psicológico.

Ya que lo menciona, ¿por qué escogió este título ("La postura del niño")?

Hay una escena en la que el protagonista hace yoga y adopta la "postura del niño". Decidimos escoger este título porque describimos al hijo como a la víctima en la relación.

¿Considera que esta relación entre madre e hijo es algo habitual en Rumania?

Por mi experiencia, aunque es una opinión personal, en los países del antiguo bloque de la Europa del Este, el sentido de posesión que sienten los padres hacia sus hijos está muy desarrollado. Es un fenómeno más común en Rumania que en Alemania, donde viví doce años y vi que la educación de los niños es muy diferente.

¿Cómo enfocó la puesta en escena?

Cuando leí la versión final del guión, que puede considerarse minimalista en sus descripciones, me decidí a probar algo nuevo y a no limitarme a tomas fijas, por ejemplo. Intenté aproximarme lo máximo posible a los personajes; quería que la cámara los siguiera casi como si estuviera pegada a ellos. Ya que la historia me concierne de cerca, también quise ser lo más objetivo posible. De hecho, intenté visualizar el montaje mientras rodábamos. Filmamos las 126 páginas del guión con dos cámaras trabajando entre 13 y 14 horas diarias. Luego pasamos dos meses en la sala de montaje. Fue un buen ejercicio aprender a perder un poco el control.