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Escobar, paraiso perdido: Sinopsis, elenco, ficha: Paradise Lost

Escobar, paraiso perdido: Sinopsis, elenco, ficha: Paradise Lost

SINOPSIS

Nick (Josh Hutcherson) cree que ha encontrado el paraíso cuando se reúne con su hermano en un pequeño pueblo de Colombia.

Una laguna de aguas azul turquesa, una playa de arenas color marfil, olas perfectas… un sueño hecho realidad para este joven surfista canadiense.

Allí conoce a María (Claudia Traisac), una impresionante chica colombiana.

Ambos se enamoran perdidamente y todo parece ir muy bien. Hasta que María decide presentar a Nick a su tío: un tal Pablo Escobar (Benicio del Toro).

Génesis del proyecto

Tras haber consolidado su carrera como actor, hacía mucho tiempo que Andrea Di Stefano quería dirigir una película. La idea surgió de repente cuando un amigo suyo policía le contó una historia. La historia de un hombre a quien Pablo Escobar había confiado la misión de esconder su tesoro, con la esperanza de mantener en secreto su ubicación.

Andrea Di Stefano sentía interés desde hacía tiempo por el mundo del crimen organizado. "Todos siguen las mismas reglas: nada de pegar a mujeres ni niños, la familia es sagrada y no puedes traicionarla, so pena de perder la confianza de cuantos te rodean". Fascinado por la historia del tesoro, y por esa figura del crimen que estaba por encima de la ley, Andrea Di Stefano empezó a documentarse sobre Pablo Escobar y su vida.

"Creo que es el criminal más odiado y admirado del mundo, en casi igual medida. Incluso hoy día, en Colombia, la gente reza por él y lo considera uno de los buenos, mientras que muchos otros lo ven como un monstruo. El hecho de que estuviera muy unido a su familia parecía otro terreno más que merecía la pena explorar. Cuando ves El padrino, el elemento clave no se encuentra en el hecho de que Marlon Brando y Al Pacino eliminen gente, sino en lo que hablan entre ellos cuando están en casa, sentados en torno a la mesa con toda la familia. Así que vi la posibilidad de estructurar una historia en torno a un personaje con doble personalidad, y el hecho de que se tratara de Pablo Escobar hacía el tema aún más emocionante. Mi instinto me llevó a observarlo y, en los pequeños detalles, quise añadir nuevas facetas que ayudaran a sustentar la trama".

Andrea Di Stefano se puso a buscar hasta encontrar todo el material que le fue posible, leyendo y viendo documentales. "Pero, al estudiarlo, al acercarme a la verdad, me pareció problemático mostrar únicamente su lado oscuro, el aspecto criminal de su vida. Tuve que concentrarme en su vida privada. Tenía tanta información sobre él que acabé casi convencido de que pensaba como él. Entonces se me ocurrió la idea de un segundo personaje que hiciera un viaje un tanto insólito, una especie de viaje por la mente de Escobar. La narración se volvería entonces más compleja aún desde el momento en que este personaje supuestamente escondiera el tesoro y se convirtiera en el objetivo de los hombres de Escobar".

Así es como surgió el personaje de Nick, interpretado por Josh Hutcherson. Al introducir a este personaje, la película sigue un camino distinto a los biopics tradicionales, para convertirse en algo diferente. "Cada vez que entraba en juego el maquiavelismo de Escobar, me venía a la cabeza la imagen de un tsunami haciéndose cada vez más grande, capaz de causar cientos de muertes. Podía actuar de forma devastadora, y al mismo tiempo afectar a mucha gente a su alrededor. Tengo algunos amigos surfistas y pensé en su actitud hacia los elementos, hacia la vida y el futuro, su forma bastante tranquila de ver las cosas. Así que ESCOBAR: PARAÍSO PERDIDO cuenta dos destinos paralelos; dos personajes, cada uno con sus luces y sus sombras. No me gustan los protagonistas con sello de pureza. Encuentro todos los conflictos internos sumamente interesantes. Nick va siendo poco a poco consciente de la clase de monstruo que es realmente el tío de su novia. Comprende que es parcialmente responsable de lo sucedido. No quería mostrar cadáveres y violencia explícita. Prefiero el conflicto psicológico; es más cinematográfico".

"Al introducir este elemento en el centro de una historia oscura, quería evocar la tragedia griega, su mitología, la historia de Ícaro, alguien que cree estar viviendo su sueño, que casi toca el sol, y de pronto todo sale mal a consecuencia de un grave error. Con el pretexto de haberse enamorado, y de querer hacer lo que le dicta su corazón, el soñador - cuya única preocupación era su futuro y la felicidad que este conlleva - se encuentra en mitad de una situación inesperada. Poco a poco, va perdiendo el control, luego acaba perdiéndolo todo, hasta que su vida se convierte en una pesadilla. Pablo es un semidiós en su país, Nick no es más que un ser humano, y no hay nada que pueda hacer una vez que la divinidad decide intervenir. Su destino se vuelve patas arriba".

"Justo antes de empezar a escribir, volví a ver la película de la vida de Pablo Escobar, a fin de encontrar la época más adecuada para ambientar el filme. La cinta empieza en un momento en que los colombianos veían a Pablo Escobar como alguien muy rico, y muy pocos sospechaban que fuera traficante de cocaína, sobre todo dado que, por aquel entonces, esa droga no estaba considerada como algo malo. Te podían encerrar mucho más tiempo en prisión si te pescaban traficando con marihuana. En Colombia, Perú y Bolivia, la cocaína estaba considerada un medicamento. Sólo había que mascar las hojas para combatir la malaria o el resfriado. Era bastante normal. Me dejó fascinado una entrevista que leí de una de las hermanas mayores de Pablo. Decía que todo el mundo había mascado siempre las hojas. A su modo de ver, su hermano se limitaba a exportar un producto nacional. Para ella, para casi todo el mundo, era natural".

En cuanto a los acontecimientos y los diálogos todo sigue estando basado en hechos reales. Por ejemplo, me resulta fascinante la escena en la que se encuentra sentado en el coche de Bonnie y Clyde. Compró de verdad el vehículo en el que abatieron a tiros a los forajidos. Siempre se consideró un bandido. Uno de sus hombres recuerda que se sentaba durante horas en ese coche. Bonnie Parker fue acribillada a balazos en su interior y creo que, cuando se sentaba en su sitio, pensaba en cómo los había traicionado una tercera persona. Todo eso sirvió como punto de partida para darle vida, para proporcionarle motivación, para hacerlo activo. Tiene gracia, porque empecé a añadir elementos a la historia a lo largo de tres años, y luego escribí el guión en tres semanas, 20 días completos, desde la mañana hasta la noche. Nunca había escrito tan rápido".

"En cuanto al reparto, no tuve que pensarlo en lo más mínimo: Benicio Del Toro tenía que interpretar a Pablo Escobar. No me cabía ninguna duda, tenía que ser él. Si no hubiera aceptado, no se habría hecho la película.

Pablo Escobar y Benicio Del Toro acabaron convirtiéndose en uno solo en la mente del director. "En cuanto empecé a trabajar con él, dejé de ver a Escobar, sólo a Benicio. Es tan generoso con todo lo que aporta al papel, que se convirtió en mi realidad. Para mí, es más real que el de verdad. Hablamos largo y tendido, y nos pusimos de acuerdo sobre ciertos puntos concretos. Para mí, era importante que se distanciara del auténtico Escobar. Una vez que el personaje había cobrado forma sobre el papel, Benicio tenía que hacerlo suyo. Le estoy muy agradecido; me permitió mejorar mucho simplemente escuchándolo. Me gustaban sus ideas porque me sorprendían". Josh Hutcherson también entró a formar parte del proyecto bastante pronto. Al principio, el director había escrito el personaje como alguien mayor y con más experiencia, hasta que llegó Hutcherson. "En cuanto lo conocí, supe que era nuestro hombre. Como Benicio, acabó fundiéndose por completo con el personaje de Nick. El hecho de que ya hubiera trabajado anteriormente bajo la dirección de Benicio Del Toro (en 7 días en La Habana) fue una ventaja. Josh ve a Benicio como a un padre, de manera similar a como Nick ve a Pablo".

EL DIRECTOR

Andrea Di Stefano, nacido en Roma en 1972, se crió con las comedias italianas y un tipo de cine popular. Como adolescente tímido, encontró su salvación sobre los escenarios. "Empecé en el teatro", recuerda. "Eso me ayudó. Me subía a un escenario, actuaba y, cuando me bajaba, la timidez volvía a apoderarse de mí". Con 20 años, se marchó a Nueva York, donde asistió a una escuela de arte dramático. En 1997, Marco Bellocchio le ofreció su primer papel en el cine en El príncipe de Homburg.

Doce meses después, Dario Argento le ofreció un papel en El fantasma de la ópera. Tras regresar a los Estados Unidos, Julian Schnabel lo eligió para trabajar junto a Javier Bardem y Johnny Depp en Antes que anochezca (Before Night Falls).

En 2009, bajo la dirección de Marina De Van, intervino junto a Sophie Marceau y Monica Bellucci en Don't Look Back, que se proyectó en Cannes. Nine también se estrenaría en 2009, y, aunque Rob Marshall no le dio un papel principal, a Andrea Di Stefano no le importó. Ya estaba pensando en la historia de ESCOBAR: PARAÍSO PERDIDO. "He hecho algunas buenas películas y he tenido algunos buenos papeles pero, al final, me di cuenta de que lo que yo quería era otra cosa", explica.

¿QUIÉN ES EL AUTÉNTICO PABLO ESCOBAR, DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL DIRECTOR?

Andrea Di Stefano comenta: "Todo el mundo ha oído hablar de Pablo Escobar, pero nadie sabe quién es realmente. Al contar la historia de mi película, descubrí que todos aquellos con los que hablaba ignoraban que hubiera sido político antes de convertirse en criminal. Todos pensaban que era igualito que Scarface, pero no era así. Era como un gran oso de peluche. Todos pensaban que era tremendamente rico y hacía cosas extravagantes y divertidas. Fue a Las Vegas, conoció a Frank Sinatra, estaba loco por Elvis y siempre estaba cantando sus canciones. Era hincha de un equipo de fútbol y cantaba ópera. Al mismo tiempo, era uno de los hombres más peligrosos de la historia. Pagaba 5000 dólares a cualquiera que matara a un policía, voló un avión con 140 pasajeros a bordo, y colocó una bomba en un edificio situado frente a una juguetería. Cometió actos monstruosos y su familia habla de él como si se tratara de alguien excepcional. Su hogar, llamado la Hacienda Nápoles, a semejanza del rancho Neverland de Michael Jackson, tenía su propio zoo. Situado en Puerto Triunfo, era un parque de atracciones por que él mismo se encargaba personalmente de llevar de visita a colegios locales, para que todos pudieran ver lo que había construido para sus propios hijos y los niños de los colegios pudieran divertirse. Adoraba los dibujos animados de Disney, sobre todo a Mowgli de "El libro de la selva". Es un personaje fascinante, pero psicótico. Tiene gracia, porque el FBI elaboró su perfil a finales de los 80, y su extraña conducta les impedía clasificarlo dentro de la categoría de jefe del crimen organizado, así que lo catalogaron como asesino en serie. Desde mi punto de vista, la gente más temible llega primero con una gran sonrisa, y al principio no sentía lo peligroso que podía ser. Mi objetivo no era hacer un documental, sino mantenerme fiel a quién era como persona completa. Sí, era un tipo divertido, pero eso no significa que no pudiera ser también un monstruo".

Pablo Escobar

Pablo Emilio Escobar Gaviria nació el 1 de diciembre de 1949. Su padre era campesino, su madre era maestra. La pobreza era el pan de cada día. Se crió junto a sus seis hermanos y hermanas en una casa sin electricidad ni agua corriente. De adolescente, empezó a robar coches y lápidas. A los 20 años, para ganar más dinero, empezó a trabajar para un contrabandista, que lo fue empujando a cometer crímenes cada vez más graves, como el secuestro. Luego llegó el narcotráfico. "Era joven", dijo. "Quería vivir y era ambicioso. No sabía nada sobre el contrabando de drogas. Entonces conocí a un joven gringo en una discoteca de Medellín. Tenía un avión y quería comprar cocaína. Tomé mi decisión. Empezamos a venderle mercancía. Había poco riesgo y mucho beneficio. Y lo que es más, no había que matar a nadie, lo que era importante para mí".

Pablo Escobar se metió en serio en el negocio en 1975. Al año siguiente, lo arrestaron en posesión de 18 kilos de cocaína. Tras salir de prisión, aceleró un poco sus operaciones. Empezó a esconder las drogas en neumáticos e introdujo el uso de "mulas". El dinero llovía del cielo. Fue tomando poco a poco el control del tráfico de droga y neutralizó a los representantes de las autoridades, ya fuera sobornándolos o eliminándolos si fuera necesario. A principios de la década de 1980, asumió el control del cártel de Medellín. En 1982, fue elegido como parlamentario liberal, pero fue rechazado por la clase política y emprendió una campaña de terror.

No temía a nadie, en especial ni a jueces ni a periodistas, y empezaron a cobrar forma los mitos en torno a su persona. En 1989, hizo asesinar a tres candidatos presidenciales. Ese mismo año, figuró en séptimo lugar en la lista de personas más ricas del mundo. Su negocio le hacía ganar más de 30.000 millones de dólares al año. Pablo Escobar se convirtió en un dios para aquellos a los que ayudaba con su dinero; hizo que construyeran más de 500 casas, junto con hospitales y colegios. Para otros, era una amenaza y un criminal. Los asesinatos se contaban por millares. Su red, la mayor del mundo por aquel entonces, se extendía desde Perú y Bolivia, hasta inundar los mercados de Estados Unidos, Europa y Asia. En su apogeo, su organización exportaba 15 toneladas de cocaína al día.

En 1991, aceptó entregarse a las autoridades a cambio de que Colombia rechazara su extradición a Estados Unidos. Pero no pasó mucho tiempo entre rejas, ya que escapó al año siguiente, tras lo que llegaría otra nueva oleada de violencia. Se dice que sus soldados de a pie, conocidos como sicarios, superaban los 3000. Ese año, murieron 6662 personas en las calles de Medellín y cientos más desaparecieron. Las autoridades colombianas, con ayuda de la CIA, el FBI y todos los servicios federales de seguridad de los Estados Unidos, emprendieron una persecución. Se realizaron más de 20.000 registros, en los que tomaron parte más de 2000 agentes de policía y soldados. El 2 de diciembre de 1993, el jefe del cártel fue localizado y abatido por tiradores. Millones de personas siguieron su funeral. Su organización desapareció en 1995. Veinte años después de su muerte, su hermana mayor pidió perdón por no actuar antes. En la actualidad, su tumba sigue siendo un lugar de culto, visitada por turistas.

Ficha Técnica:
Dirección Andrea Di Stefano
Guión Andrea Di Stefano | Francesca Marciano
Producción Dimitri Rassam
Música Max Richter
Dirección de fotografía Luis David Sansans
Montaje David Brenner | Maryline Monthieux
Dirección de casting Yiniva Cardenas | Antonia Dauphin
Diseño de producción Carlos Conti

Reparto:
Josh Hutcherson - Nick
Benicio Del Toro - Pablo Escobar
Brady Corbet - Dylan
Claudia Traisac - Maria
Ana Girardot - Anne
Carlos Bardem - Christo
Laura Londoño - Maria Victoria