Buenas costumbres se destaca por la ambientación, el vestuario y la banda de sonido que son impecables, no por ser una comedia para andar riéndose a carcajadas.
El manejo de cámara es de primerísima calidad: así podemos ver planos poco habituales donde cosas y personas se reflejan en objetos, por ejemplo, vemos un rostro reflejado en una bola negra de billar.
El humor inglés aparece en su máxima expresión y se puede decir que es una comedia de humor fino y exquisito. Pero la historia no creo que conforme a todos. Si bien no es mala, es un poco lenta por momentos. Aquellos que gustan del humor inmediato o la típica comedia norteamericana de enredos, van a sentir como que la película no avanza, como que no pasa nada. Y al contrario, los amantes del humor inteligente, irónico, basado en la astucia de los diálogos y de los gestos, van a salir muy satisfechos.
Lo que sí, creo que lo fuerte de esta película es que sea de época, ya que si los mismos diálogos y la misma historia se contara en la época actual, no causaría el mismo efecto y pasaría sin pena ni gloria. Ayuda muchísimo al argumento la exquisitez del vestuario, el lujo de la casona, los modales y la rigurosidad en las costumbres.
Una comedia pasatista, con un muy buen final, para pasar un rato agradable sin grandes pretensiones.
Cintia Alviti
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