La bruja es una muy agradable sorpresa para todos aquellos amantes de los relatos de terror que le dan más importancia a una buena historia que a una parafernalia de efectos especiales sin ton ni son.
Entre tanto y tanto estreno de películas malas y chapuceras sobre exorcismo, fantasmas, demonios y otras yerbas, La bruja viene a ser una bocanada de aire fresco, no sólo por su muy bien elaborado guión, sino que por la excelente reconstrucción de época, la atmósfera, las locaciones, y el elenco que no sólo hace un gran trabajo actoral, sino que físicamente es imposible no situarlo como una familia real del siglo XVII.
Los que sólo van al cine a ver este tipo de película para ver estertores, vómitos, contorsiones, cabezas girando, fantasmas digitales, trucos baratos y toda esta clase de efectos tan habituales en este género seguramente van al salir del cine con dos estados de ánimo completamente diferentes: o sumamente desilusionados porque no se les ofreció lo que fueron a buscar, o gratamente sorprendidos de ver que en el cine de terror se puede ofrecer algo mucho mejor que la mediocridad que Hollywood viene ofreciendo película tras película.
Un excelente film, perturbador y fascinante, de visión obligatoria en pantalla grande para todos los amantes de la brujería y los demonios.
Cintia Alviti
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